QUE DEJEN AL MONO TRANQUILO
Por: Ramón Tejeda Read
Jueves 22 de Enero de 2009
El lunes pasado, según informaron algunos diarios
el martes, el Presidente Fernández se reunió con su equipo económico
para, según se dijo, “analizar el problema de los precios”.
Enhorabuena, entonces, si se trata de poner control
a ese potro encabritado que, de un tiempo a esta parte, viene dando
mucho que pensar.
Porque lo cierto es que, mientras en el mercado
internacional la recesión tira hacia abajo para desgracia de muchos los
precios de las materias primas y de muchos otros productos, en nuestro
país se verifica un proceso de inflación que viene preocupándonos a
todos y que, probablemente, tiene que ver con la depreciación que ha ido
sufriendo el peso dominicano con el consecuente aumento del costo del
dólar.
Una razón por cierto más que suficiente para que
sintamos preocupación ante la recomendación dada al gobierno por los
representantes del Fondo Monetario Internacional en el sentido de que
considere la posibilidad de “un control menos estricto del tipo de
cambio”.
¿Menos estricto todavía?, habría que preguntarles a
los señores del Fondo. Porque resulta que el dólar estadounidense ha
venido subiendo de precio, y hoy no se lo consigue a menos de 35.50
pesos por un dólar, sino hasta a más.
Y todo el mundo sabe que cuando el dólar sube de
precio es porque el peso dominicano pierde valor y con ello viene la
inflación.
Una situación semejante la hemos vivido no hace
mucho tiempo, durante el gobierno del Presidente Hipólito Mejía, y no
hubo manera de detener la avalancha devaluadora que llevó el dólar hasta
a sesenta pesos y que llevó un huevo de valer 0.50 centavos a costar
5.00 pesos, para sólo poner un botón de muestra.
Muchos de los problemas provocados entonces no
pudieron y no podrán ya resolverse, porque todo el mundo sabe que en el
sistema en que estamos lo que sube no baja. Pero hay que agradecer la
relativa estabilidad monetaria que hasta ahora hemos tenido con las
iniciativas del actual equipo económico y es de esperar que sus
reuniones con el jefe del Estado redunden en mayor protección para los
bolsillos de ciudadanos y ciudadanas que empezamos a ver con
preocupación el deterioro de nuestros ingresos.
La devaluación de nuestra moneda conviene a
hoteleros y zonafranqueros, que obtienen más pesos por sus dólares; pero
desgracia la vida de los consumidores, crea una estampida de pesos que
buscan seguridad en dólares y euros, encarece la construcción, paraliza
la inversión y mejor paremos ahí.
De ahí que debemos esperar que el gobierno no haga
caso a la “sugerencia” de los señores del FMI en relación a lo del
“control menos estricto del tipo de cambio”. Que jueguen con la cadena,
pero que dejen al mono tranquilo.
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