¿POR QUÉ UNOS SÍ Y OTROS NO?
La Secretaria de Educación anunció el pasado lunes que más de 62 mil 300
maestros y maestras del sector público recibirán, a partir de julio
próximo, un incremento de los incentivos que reciben.
La razón de tal aumento es la “evaluación del desempeño del personal
docente”.
Es decir, esos más de 62,300 maestros y maestras han pasado un proceso
de “evaluación de su desempeño” que les hace merecedores de tal
consideración.
En términos de ingresos, eso representa una inversión de más de 1,300
millones de pesos por tal concepto y aumentos salariales que van de un 7
a un 39 por ciento que, habida cuenta del incremento del costo de la
vida, no pueden ser más oportunos.
Viene a cuento lo anterior porque tal vez sería conveniente que un
sistema semejante de retribucción a partir de la evaluación del
desempeño podría implantarse, por ejemplo, en los hospitales públicos de
nuestro país.
¿O es que sólo deben estar sometidos a ese escrutinio los maestros y
maestras?
¿Qué les hace a ellos y ellas diferentes a los profesionales de la
medicina y a los demás empleados del sistema público nacional?
Pero también un sistema de evaluación como el mencionado ahorraría al
Estado probablemente una buena cantidad de millones de pesos si se
aplica para auscultar cómo manejan los directores de las instituciones
estatales los recursos que les son confiados así como la calidad de su
desempeño, su capacidad de innovación y compromiso con los ciudadanos y
ciudadanas…
Se dirá que eso será resuelto con el proceso de la Carrera
Administrativa, pero todo el mundo sabe que ésta va más lenta que un
suero de miel de abejas, todo el mundo puede imaginarse por qué.
Mientras tanto, ¿por qué es posible que haya un proceso de “evaluación
del desempeño” para nuestros docentes y que no lo haya para los demás
servidores del Estado?
¿No es ésa una discriminación que tiene cocorícamo?
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