¿POR DONDE EMPEZAR?
Por: Roberto Rodriguez
Marchena
Lunes 17 de Noviembre de 2008
Gobernar no debe ser tarea fácil, mucho menos un
país con tantas urgencias como la República Dominicana. ¿Invierto en
educación? ¿Me concentro en resolver el problema del costo y suministro
de la electricidad? ¿O mejor doy todo mi apoyo a la salud? ¿Enfrento la
inseguridad en calles, negocios y viviendas? ¿Me ocupo primero de la
crisis moral como me piden desde el púlpito? ¿Bajo los impuestos, como
me aconseja el empresario? ¿Bajo las tasas de interés, subo los
salarios, complazco a fulano, recibo a mengano, ignoro a zutano?
De volverse loco. Ya lo creo. Porque será imposible
resolver y atender satisfactoriamente todas las urgencias y complacer a
todos.
El problema es que impedidos de ser exitosos en
todo, urgidos de salud mental y de dejar su impronta en la historia, los
gobernantes optan por no hacer caso ni a unos ni a otros y seguir propia
agenda, que a veces y por momentos coincide con las urgencias
ciudadanas. Rápidamente olvidan para qué y porqué fueron elegidos y qué
cosas espera la población que hagan.
Quizás, pienso, que nos ha hecho falta un ejercicio
de gobierno modesto, bueno, que atienda los asuntos cotidianos, con
soluciones sencillas y que no olvide que se le ha dado poder para que
apoye y estimule lo que ya venimos haciendo los ciudadanos y ciudadanas
desde hace tiempo, muchas veces con dificultad y siempre con gran
esfuerzo y sacrificio.
Apoyar y estimular lo que vienen haciendo los
ciudadanos y ciudadanas, para empezar. Si lo hace será querido y
recordado como un gran gobierno.
El gobierno está en condiciones de estimular la
creación de empleos y proveer crédito a buen precio que apoye el
esfuerzo emprendedor de los dominicanos y dominicanas. Más empleos
porque mejorarán los ingresos, elevarán el consumo de bienes y servicios
y crédito a buen precio porque estimulará la creación de riquezas y
empleos, dinamizará el consumo y fortalecerá las finanzas públicas con
las que se atenderán otras urgencias, entre ellas la educación, la
salud, el transporte y la vivienda.
La clave para el éxito de un gobierno es no olvidar
nunca que primero fueron los ciudadanos y ciudadanas, luego el gobierno
que estos eligieron y que de él bastaría que fuera útil.
¿Por dónde empezar? Ser útil.
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