Opinión

 

¿PODRÁ SALVARSE EL PLD?

 

Ramón Tejeda Read
V
iernes 25  de Julio del 2008

Las noticias de estos días han dado cuenta de que el PRD se propone mantener una “línea de oposición” al presente gobierno, pero al final de sus declaraciones ha salido un elemento fundamental: ese partido dice que se comunicará con el gobierno para exigirle “la cuota que le corresponde” de los diputados del Parlamento Centroamericano (Parlacen).

Es esa última frase, la de “la cuota del Parlacen”, la que retrata de cuerpo entero la naturaleza de ese partido: allí no hay quizás un solo dirigente o miembro que no esté pensando en acceder al gobierno del Estado con el  propósito de resolver su problema particular de ascenso económico y social.

De ese litoral probablemente no hay nada que esperar. Los tres gobiernos realizados hasta ahora, caracterizados por altos niveles de desorden institucional, altas tasas de inflación, descontrol de la economía en general y altos grados de corrupción, lo confirman.

Pero lo mismo podría decirse del Partido Reformista Social Cristiano, y habría que preguntarse si—aunque aún salvando algunas diferencias notables—no ha pasado lo mismo con el Partido de la Liberación Dominicana.

Y se trata—en el caso de esos tres partidos—de un fenómeno a lamentar, toda vez que los partidos, desde el más grande al más chiquito, y sean de izquierda o de derecha, son organizaciones sociales que, bien orientadas, están llamadas a proveer a la sociedad de espacios de discusión, planteamiento, estudio de sus problemas fundamentales y búsqueda de soluciones para los mismos.

Así que perder un partido en el mar de los apetitos personales y grupales es perder un espacio más para la práctica y la pedagogía políticas dirigidas a las grandes masas populares en procura de la superación de sus graves lacras materiales y espirituales.

Cuando Bosch renunció del PRD a finales del 1973 denunció que lo hacía porque ya ese partido “no tenía nada que aportar a la sociedad dominicana” y porque se había convertido en un instrumento al servicio de intereses particulares.

Pero el intelectual y estadista hacía años que venía denunciando también las maneras de hacer política del caudillo reformista que, mediante el recurso espurio de la reelección —que en sociedades como la dominicana no puede ser  más aberrante— venía corrompiendo a la sociedad dominicana en todos los sentidos. El tiempo ha dado la razón a Bosch.

La pregunta del momento, desde luego, es si la institución política que concibió Bosch para superar las maneras reformistas y perredeistas de hacer política no ha caído en lo mismo que las organizaciones a que pretendía negar. Es decir, ¿pudo más de nuevo la naturaleza de nuestra sociedad que el trabajo, las ideas e intenciones de Bosch?

La reflexión viene a cuento a propósito de las declaraciones vertidas recientemente por el secretario de Economía, Planificación y Desarrollo del gobierno, Temístocles Montás, en el sentido de que veía un divorcio entre gobierno y partido.

“Hay problemas muy serios en  lo que tiene que ver con la conducción del partido que, creo, hay que enfrentarlos ahora, en ocasión de la evaluación que se va a hacer”, dijo el secretario de Estado, y advirtió que urge la adopción de “mecanismos claros de coordinación entre el gobierno y el partido”.

Planteada por Temístocles Montás esa preocupación no es poca cosa. Montás conoce muy bien al PLD y a los principios que le dieron origen. Conoce muy bien la idea de Bosch del partido como servidor del pueblo y articulador de éste con el gobierno. Conoce como muy pocos cómo se forjó su  partido y qué  propósitos lo guiaban. Sus posiciones están vertidas en actas, documentos innumerables y hasta pueden ser oídas por cualquier investigador en cintas magnetofónicas de la época fundacional de ese partido. De modo que sus declaraciones ponen el dedo en la llaga de un problema ancestral de la sociedad dominicana: la desnaturalización de la actividad política en nuestro país.

La pregunta viene a cuento: ¿Podrá salvarse el PLD del virus  que ha infectado a tantos partidos dominicanos, de izquierda como de derecha, y que los ha hecho pasto de las ambiciones de grupos que los han desviado de sus principios iniciales; que  les ha impedido convertirse en instrumentos de acompañamiento de la sociedad para convertirlos en instrumentos de apetencias personales de ascenso social y económico?

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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