¡OJO A LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO!
Celso Marranzini, reconocido empresario dominicano,
contaba las experiencias que le relató un turista asiduo a nuestro país
y con el cual compartió en uno de sus viajes de negocio.
Aquel turista habló de sus dificultades para acceder a algunos
servicios, entre ellos el acceso a una cuenta de débito en un banco por
impericia de quien le atendía.
Le dijo de cuán poco saca el país de una Zona Colonial que puede ser
muchísimo mejor aprovechada en términos de turismo, y muchas cosas más.
El hecho es que al leer el artículo del señor Marranzini en el diario El
Caribe resultaba fácil identificarse con todo lo que le había comunicado
aquel turista puesto que también hemos reflexionado sobre ese particular
en muchas ocasiones.
Nuestras políticas en esta materia están probablemente muy centradas en
el aspecto inmobiliario del negocio y en los grandes proyectos de los
grupos capitalistas que en él se mueven.
Y eso no está mal, pero no es justo que sea en desmedro de aspectos tan
fundamentales como los comentados por el señor Marranzini y que también
han sido tratados por organismos internacionales recientemente, como es
el caso del PNUD.
Una gran cantidad de turistas se pasean por el país; entran en contacto
con nuestra cultura; compran en colmados, asisten a los comedores y
paradores en las carreteras. ¿Quién no los ve?
Sin embargo, ¿cuáles son las políticas del Estado dirigidas a facilitar
ese contacto que tanto provecho deja? El turista del relato del señor
Marranzini sólo en Santiago sintió que quienes le asistían no lo hacían
para sacar ventaja de él.
Un estudiante universitario de Puerto Plata contó a quien esto escribe
cómo hubo de salvar a un pequeño grupo de turistas de la estafa que
pretendía hacerles un chofer de guagua.
Y no hablemos de la falta de señales en nuestras calles, carreteras y
caminos; de que nuestras manifestaciones culturales pudieran ser mejor
aprovechadas con políticas adecuadas. ¿Quién no ha visto a turistas
embebidos disfrutando un perico ripiao, por ejemplo?
Como bien destaca el señor Marranzini, el turismo es una de las piezas
fundamentales de nuestro desarrollo y con políticas más abarcadoras es
indudable que pronto podría duplicar el número de los que hoy llegan,
que son unos cuatro millones. ¡Ojo a la gallina de los huevos de oro!
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