Mejor una gorra que un peine
28 de Enero de 2008
Si quiere usted agradar a un calvo, en lugar de un
peine, préstele o regálele una gorra. Así estará protegido del sol
abrasador.
Con pérdidas y dificultades crecientes, productores agropecuarios no
están satisfechos con la decisión gubernamental que les exonera del pago
de impuestos sobre los activos, los anticipos y la renta
correspondientes a los años fiscales 2007 y 2008.
Tienen razón. Un mal diagnóstico conduce a soluciones equivocadas.
Eso lo sabe todo aquel que alguna vez ha estado enfermo y, más aún, los
médicos. En este caso los médicos son el gobierno, que deben ver al
paciente, examinarlo, ordenar los análisis y leer atentamente sus
resultados para poder indicar correctamente.
El diagnóstico de la agropecuaria dominicana revela: altos costos de
producción, baja producción en relación a su capacidad instalada y/o
potencialidades y un mercado nacional con baja capacidad de compra.
¿Qué puede hacer el gobierno para ayudar para “sanar” la agropecuaria?
Facilitar el dinero que necesitan las empresas agropecuarias a una tasa
de interés de un 6% para que los productores adquieran tecnología o
servir de garante para que obtengan ese dinero en otros mercados
financieros; ordenar a Cancillería acciones concretas que permitan
aprovechar oportunidades de exportación –sostenidas, no puntuales ni
casuales- hacia otros mercados; elevar el ingreso real de las familias
dominicanas fomentando el empleo y protegiendo y estimulando los micro y
pequeños negocios y pactar un plan por 15 años para multiplicar por tres
la llegada de turistas/consumidores extranjeros a nuestro territorio.
¿Lo está haciendo el gobierno nacional?
No. Las demandas de los sectores sociales y productivos están siendo
respondidas con subsidios por el Gobierno. La exención impositiva hacia
la agropecuaria es otro subsidio que, según dicen, podría llegar a 900
millones de pesos. (El titular de prensa bien pudo ser: “DGII subsidiará
empresas agropecuarias con 900 millones”).
Como ya se ha dicho, los subsidios son siempre transitorios y
ambulatorios, son respiradores artificiales que se conectan y se
desconectan a discreción del operador político. Con el agravante de que,
dictado al calor de la urgencia electoral, este subsidio va dirigido
tanto a las empresas que obtuvieron ganancias como aquellas con
pérdidas.
Otra oportunidad perdida de hacer lo que tiene que hacerse.
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