MEJORAR NUESTRA DEMOCRACIA
Miércoles 14 de Mayo 2008
“La política nunca es una tarea meramente
intelectual y para defender los valores ciudadanos rara vez basta con la
elocuencia… ni con votar una vez cada cuatro años, desde luego” .
La frase es del español Fernando Savater y aparece en la página 351 de
su Mira por dónde. Autobiografía razonada. Taurus (2003).
Y viene de perlas en el presente, cuando se nos antoja que estamos en el
momento estelar de la democracia, es decir, en el momento de depositar
nuestro voto en una urna.
Porque resulta que hoy, si queremos hacer avanzar nuestra democracia
hacia etapas superiores, se requiere que aprendamos a ir más allá de ese
momento.
¿Debe la democracia quedarse en el modelo desigual, excluyente, viciado
y vicioso que se nos vende?
¿Puede la democracia verdadera convivir con el desempleo, la miseria, la
desigualdad, la falta de oportunidades, la desintegración social, la
corrupción…?
Tal como advierte el filósofo español ya mencionado, “lo que diferencia
las democracias de las dictaduras es que en las primeras políticos somos
todos y todos debemos ejercer como tales, no sólo con un voto cada
cuatro años”. (Pág. 365)
Y somos políticos todos cuando hacemos ciudadanía; cuando participamos
en la construcción democrática desde las instituciones sociales: desde
las organizaciones comunitarias, barriales, gremiales…, y desde los
partidos políticos si nos llama más allá la vocación del servicio a la
sociedad y a la humanidad.
“Hacer política cuando la democracia está amenazada es precisamente la
primera obligación ética de una conciencia sana”, advierte Savater (Pág.
368).
Usualmente, cuando conviene a los intereses de éste o aquél político,
empresario o grupo interesado, se nos dice que “nuestra democracia” (o
“nuestra patria”) está amenazada si no actuamos en tal o cual sentido.
Pero la realidad es que la peor amenaza a la democracia proviene de
nosotros mismos: de nuestra pereza; de nuestra indiferencia; de
aferrarnos a nuestros propios intereses, a nuestro beneficio,
proponiendo un modelo de “democracia de conveniencia”.
Hay que votar. Claro que sí. Pero tenemos que ser capaces de ir más
allá. Hay que PARTICIPAR. Hay que mejorar nuestra democracia. Tenemos
que reclamar mayor transparencia a nuestros políticos y a todo el mundo;
hay que construir una mayor y mejor democracia para todos y todas: sin
excluidos, que facilite la cohesión social no la dispersión…
Y eso sólo será posible cuando, como advierte Savater, todos nos
asumamos como políticos y actuemos en tal condición; todo eso sólo puede
ser el fruto de una sociedad trabajando en conjunto. No nos lo aportará
ningún político iluminado, sino el trabajo conjunto, mancomunado en una
democracia más sana que dé a luz conciencias más sanas.
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