MÁS GASTO PÚBLICO PARA REACTIVAR LA ECONOMÍA
Por: Roberto
Rodríguez-Marchena
Lunes 10 de Agosto de
2009
Mientras la economía mundial y en particular la de
los Estados Unidos creció, la economía de República Dominicana no tuvo
mayores problemas en crecer. Ahora, sumida en la recesión, tiene el
desafío de salir, de reactivarse, en medio de la dificultad general.
Peligran los negocios y los ingresos de las familias dominicanas.
Quedarse de brazos cruzados esperando que la recesión pase, no es la
mejor actitud.
Las familias y negocios pueden resistir, hasta un
punto. Achicar costos y precios ayuda, hasta un límite. Si no hay
personas dispuestas a consumir, vale decir, con dinero para consumir, no
hay producción, importación, exportación, comercio, no hay solución.
El único que puede ayudar a resolver/destrabar esta
situación es el Estado o mejor dicho el Gobierno Nacional. O los
gobiernos, porque también se necesitará la acción de los gobiernos
municipales.
¿Cómo? ¿De qué manera? Aumentando el gasto público
para que las personas puedan gastar, comprar los bienes y servicios que
las empresas producen y negocios importan.
Es lo que intenta hacer el gobierno de los Estados
Unidos, solo que allí tienen la máquina de imprimir los dólares. Es lo
que ha estado haciendo el gobierno chino, que tiene abundantes reservas,
aparentemente con muy buenos resultados. La economía china es la primera
economía que ha comenzado a recuperar su dinamismo.
República Dominicana no puede imprimir dólares a su
antojo como los Estados Unidos, ni tiene la abundancia de dinero como la
China. ¿Qué puede hacer? Tomar prestado. ¿A quién? Al FMI, al Banco
Mundial, al BID o a la banca privada extranjera, local o estatal
(BanReservas).
El gobierno dominicano ha preferido emitir bonos
por mil millones de dólares y no acudir al FMI. Y parece que
al FMI no le ha disgustado la iniciativa,
ni la objeta, como habían erróneamente vaticinado opositores al
gobierno, pues resulta que grandes bancos norteamericanos y europeos han
descubierto el buen negocio que resulta recibir dinero barato de sus
bancos centrales y, en lugar de dar crédito a empresas y familias,
lo invierten en deuda pública de
gobiernos en apuros con un riesgo controlado.
Faltaría saber cómo piensa gastar el gobierno
dominicano esos mil millones de dólares (de lograr colocar la totalidad
de los bonos), porque hay buenas y malas maneras de gastarlo.
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