MÁS ALLÁ DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Por: Ramón Tejeda Read
Jueves 27 de Noviembre de 2008
Terminé mi Perspectiva del Día de ayer señalando
que el tratamiento de la violencia de género, “si bien tiene una fase
que es particular o incluso individual, no menos cierto es que debe
tener también, y sobretodo, un componente social, colectivo, donde entra
el papel fundamental de las organizaciones comunitarias”.
Y hoy insisto: El papel de esas organizaciones es
fundamental en este asunto. Creo que sólo desde ellas y con ellas puede
el Estado —elaborando las políticas y aportando los recursos— detectar,
dar apoyo, defender a las víctimas; y, de la misma manera, vigilar,
acompañar, denunciar o conciliar cuando es posible y, más aún, educar a
los agresores con ayuda de especialistas antes de que lleguen a lo peor.
La reforma del Poder Judicial ha traído al país un
elemento importante para estos fines; se trata de las Fiscalías
Barriales, entidades importantísimas que, unidas a las organizaciones
comunitarias dan excelentes resultados en el manejo de estos y otros
temas.
Pero, insisto, la violencia de género es también
parte de la crisis social que se agrava con la crisis económica.
¿Es casualidad que en este año de crisis económica
internacional con serias implicaciones en lo nacional haya hecho pico la
violencia de género pasando de 128 asesinatos en 2007 a más de 170 en lo
que va de año?
Creo que no.
La violencia de género es parte de la crisis social
que ha visto aumentar la delincuencia y ha visto reaparecer de manera
ominosa los viajes ilegales, un negocio que prospera con la ayuda de la
corrupción y con la desesperación y pérdida de la esperanza de la gente.
La última yola desaparecida llevaba unos 90
dominicanos y dominicanas de los que, al momento de redactar esta
Perspectiva del Día, no se sabe nada.
Eso habla de sectores de la sociedad sumidos de
nuevo en la desesperanza, en el pesimismo y en la incertidumbre.
Si esos fenómenos no hablan del fracaso del modelo
económico y político que se nos ha estado vendiendo, por lo menos hablan
de pérdida de la confianza en el futuro del país al nivel de importantes
grupos de la sociedad, particularmente los más vulnerables y
desprotegidos.
De ahí que el problema —me parece— no es cuestión
sólo de hombre-mujer, sino que es más profundo, más abarcador y está
seriamente relacionado con el modelo económico, político y social en que
nos encontramos.
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