LLEGANDO TARDE
De la rendición de cuentas hecha por el Presidente
ayer es mucho lo que habría que decir.
Porque mire usted que eso de considerar a los trabajadores y empleados
que aportan su sudor al sistema de AFP como “la nueva oligarquía
financiera” del país —aunque sólo sea “en términos eufemísticos”, como
él dijo—es como para reír y para llorar al mismo tiempo.
Sin embargo lo que este escribano quiere rescatar ahora de esa pieza es
lo que se refiere a esa decisión de invertir 500 millones de dólares, si
no nos falla la memoria, en los ingenios del grupo Vicini y el Central
Romana para producir etanol a partir del bagazo de la caña.
No quedó claro quién haría la inversión, si el Estado o los empresarios
privados o en qué condición participan uno y otros en un proyecto que
resulta interesante.
Pero he aquí que en los años setenta el inolvidable Profesor Juan Bosch
advertía clarividente, como siempre, que el futuro de la industria
azucarera dominicana estaba en la diversificación, puesto que la
aparición del sirop de maíz y otros potentes endulzantes harían menos
necesario el azúcar de caña.
Y señalaba que en muchas partes del mundo se fabricaba papel y
combustibles y que el Central Romana aquí ya producía furfural a partir
del bagazo de caña.
De haber oído aquella voz que clamaba en el desierto nuestros ingenios
existieran todavía empleando a millares de dominicanos y
dominicanas—como existen los del Central Romana y el grupo Vicini—y no
hubiera habido que venderlos o alquilarlos al mejor postor, como hizo la
primera administración de Leonel Fernández, y las tierras del CEA no
estuvieran siendo destazadas y entregadas a minifundios improductivos y
vaya usted a ver en qué condiciones.
Hace décadas que Brasil produce combustibles a partir de la caña.
Nosotros hemos tenido que esperar a que el petróleo nos acogote para
pensar en una iniciativa que Bosch advirtió con tanto tiempo y que
tantos iluminados no quisieron prever.
¿Por qué siempre llegamos tan tarde a la fiesta?
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