Opinión
 

LEY Y PRÁCTICAS

Por: Rafael Sánchez Cárdenas
Viernes 09 de Octubre de 2009

Con mucha claridad, Inés Aizpún del Diario Libre, ha expuesto lo que es vox populi: la gente no puede circular con libertad por las playas frente a los hoteles y grandes complejos turísticos.

Peor, aún, la accesibilidad a las mismas está cortada, generalmente. No se contemplan franjas de acceso a sus arenas y aguas.

Al ritmo que van las inversiones turísticas en el país y la inobservancia de este derecho ciudadano llegaremos, no muy lejos, al cerco definitivo de ese “espacio público”. Y lo mejor de sus costas incorporado, en los hechos y no de derecho, al ámbito de lo privado. Los hoteles se tragarán lo que todavía hoy son, constitucionalmente, bienes sociales.

Viene esto a cuento en razón del “baile de coletillas” con que se va rellenando la nueva constitución. Y de seguir como va, el rabo será bien largo.

Si el Art. 8, numeral 13, reconoce, con toda pulcritud, el derecho a la propiedad privada ¿Por qué redundar con lo del respeto a la propiedad privada en el Art. 13, que versa sobre la naturaleza pública de playas, ríos y lagos, que permite ejercer el constitucional derecho a la libre circulación y uso del bien público consagrado?

Luce que lo que se busca con la “coletilla” no es otra cosa  que la consecusión de un soporte legal a la conocida práctica de los hoteles de restringir el derecho de la gente a circular y usar las playas, según la ley, tal y como lo relata Diario Libre. Una coletilla inversa de seguro que les resultaría inaceptable.

Dejemos las sabichoserías y hagamos las cosas como Dios manda. La Asamblea Revisora debe corregir semejante dislate y restituir a la sociedad, íntegramente, un espacio innegociable en cualquier sociedad civilizada. Sentar de manera indudable la separación de lo público y lo privado, en toda sociedad democrática, es un método incuestionable para la buena convivencia social. Y en cuanto a bienes naturales como los que atañen al Art. 13 la claridad es requisito indispensable. Y ello no impide el buen desarrollo del negocio turístico, al que debemos proteger y estimular. Pero no de ese modo.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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