Opinión

 

LEONEL: SE PERFILA CAUDILLO POPULISTA
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Por: Fernando Peña
Viernes 13 de Junio del 2008 

Leonel es un caudillo mediático. El conoce más que cualquiera el alcance mágico de los medios de comunicación. En el proceso de utilización de la prensa y la propaganda política  no para en presupuesto, se dice que en este cuatrienio gastó decenas de millones de pesos en proyectar su imagen y la de su gobierno.

Los sectores oligárquicos y la clase política conservadora se sienten representados en el presidente Leonel Fernández. Al desaparecer su principal líder y representante, el caudillo reformista Joaquín Balaguer, se sentían  huérfanas de representación.

Leonel, como imitador de Balaguer se queda corto. Balaguer fue un caudillo más estratégico, visionario e instruido.

El líder peledeista se vende, se presenta como el hombre providencial que resolverá los problemas de la nación. Como todo un caudillo populista, gobierna de manera paternalista y altamente centralizada.

Y es que el termino caudillo lo retrata en cuerpo entero. “Es el hombre fuerte de la política, el más eminente de todos, situado por encima de las instituciones de la democracia formal”.

Leonel se perfila como el representante de los nuevos aires del caudillismo dominicano. Ha sustituido la utopía política bochista de cambio social, por el pragmatismo conservador balaguerista que en las últimas cuatro décadas del siglo XX dominó la política dominicana.

El Poder corrompe todo, hasta el pensamiento. Se llegan a creer providenciales, fuera de lo común, hace creer que está llamado a realizar una misión superior y que su presencia es indispensable.”Fuera de él, está el caos”.

Pero, el reelecto presidente Leonel Fernández no quiere comprender que la sociedad dominicana no es igual a aquella en que se levantaron los líderes Balaguer, Peña Gómez y Juan Bosch.

Porque la democracia cada día se torna más amplia y participativa. Vemos, cada vez más, que la sociedad exige participación en la elaboración de políticas, lo que la hace más democrática e innovadora. Los viejos esquemas políticos están siendo barridos.

Es un error de Leonel ampararse en el Poder estatal, en la organización que fundó su otrora líder y maestro, Don Juan Bosch, para dar marcha atrás hacia el retroceso político e institucional del país.  Y que haya comprando dirigentes de oposición, utilizando de manera apabullante los recursos del Estado en su proyecto reeleccionista .

Peligroso, que Leonel y su gobierno hayan absorbido por completo al PLD,  y que utilizando todos los recursos del Estado  mandaran al ostracismo a su hermano, estratega político y aspirante presidencial Danilo Medina. Penoso, porque los peledeistas se habían ufanado de ser los mas serios, honestos y revolucionarios.

Leonel se aferra a la corriente caudillista, al tradicionalismo. El se ha proclamado “representante de las fuerzas del balaguerismo histórico”.

El presidente reeleccionista Leonel Fernández sabe que pesa aun en nuestra vida democrática la larga tradición caudillista que ha tenido nuestra República. Trujillo encarnó el caudillismo dictatorial, Balaguer el caudillismo autoritario ilustrado, Bosch el caudillismo crítico-ilustrado, y Peña Gómez el caudillismo de masas.

Y Leonel se perfila como el caudillo populista autoritario. El apoyo que le dio Joaquín Balaguer en el Frente Patriótico fue fundamental  para sus propósitos. Ha aglutinado a diferentes sectores fundamentales de la derecha, que, con la desaparición del caudillo Joaquín Balaguer, quedaron huérfanos de liderazgo. Con Leonel mantienen y han fortalecido su Poder.

Leonel alejó, distanció del PLD y el gobierno, el ideario de transformación y ética que normaron la conducta y el pensamiento del profesor Juan Bosch, otrora líder del gobernante.

Lamentablemente, esta actitud del presidente Leonel Fernández aniquiló la posibilidad de ser el representante y propiciador de un verdadero salto democrático,  de la posibilidad de abrir un nuevo sistema económico, político y social acorde con los nuevos tiempos.

Mientras tanto, tenemos que estar atento, porque los caudillos “tienden a permanecer en su puesto por un periodo extenso de tiempo (continuismo). En tanto que se tiende a despreciar el orden legal y mina, domina, domestica o cancela las instituciones de la democracia liberal, construye las condiciones necesarias para su perpetuación en el Poder”.

 
El Autor es Periodista.
f[email protected]

 

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