LECCIONES DESDE CUBA
Por: Ramón Tejada Read
Miércoles 10 de septiembre de 2008
La semana pasada el huracán Gustav entró por la
parte occidental de Cuba para dejar devastadas Pinar del Río e Isla de
Pinos.
Más de cien mil viviendas fueron arrasadas y, de acuerdo con testigos
de la destrucción, el escenario de desolación semejaba al dejado por las
bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos contra Hiroshima y Nagasaki.
Una nota resaltaba en los partes de noticia: a pesar de la devastación,
ninguna persona había perdido la vida.
La patria de Martí no se ha recuperado del embate de Gustav cuando debe
hacer frente a una nueva y mayor calamidad.
El huracán Ike prácticamente ha barrido la tierra cubana de oriente a
occidente dejando a su paso la desolación, aunque hasta ayer apenas unas
cuatro personas habían perdido la vida a causa del meteoro.
Pero la mayor de las Antillas no ha estado en las noticias sólo por los
embates de Gustav y Ike y por la extraordinaria organización social que
reduce al mínimo las pérdidas humanas que, en Haití, igualmente golpeada
por los huracanes, se cuentan por centenares.
La semana pasada la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) dio a conocer su estudio
SERCE que compara los niveles de educación de niños de primero a 6to
grados de 16 naciones latinoamericanas.
Los niños cubanos exhiben los niveles más altos en las pruebas
suministradas en matemáticas, lengua española y ciencias.
De acuerdo a la información recogida por Jeffrey Puryear en el periódico
Hoy del pasado 02 de septiembre, “lo más sorprendente es que dos países,
Cuba y República Dominicana, calificaron con mucha diferencia de los
demás. Cuba se colocó muy por encima del resto de América Latina,
mientras que República Dominicana, muy por debajo”.
Las lecciones son muchas, pero una es fundamental: invertir de manera
integral en el principal recurso de una nación—el ser humano—es la
política más importante de cualquier gobierno que se respete.
El crecimiento económico sin desarrollo político y social es puro
privilegio para unos pocos.
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