LAS VICTIMAS, DE LA SOCIEDAD; LOS BENEFICIOS, DE LOS GRANDES
Por: Ramón Tejeda Read
Jueves 20 de Noviembre de 2008
Hace unas tres semanas, el periódico El Día recogió
en su sección de noticias internacionales unas declaraciones del
presidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, sobre la cuestión de la
droga.
Era un cable de Associated Press (AP) que dice
textualmente:
“El presidente Manuel Zelaya Rosales asombró ayer a
los asistentes de una reunión de instituciones que luchan contra el
narcotráfico al proponer que el consumo de drogas sea legalizado para
contrarrestar la violencia causada por los traficantes, al inaugurar una
reunión de jefes de los organismos encargados de combatir el
narcotráfico en Latinoamérica y el Caribe (Honlea). Sugirió “establecer
mecanismos de legalidad en el consumo de estupefacientes químicos,
sintéticos y naturales para enfrentar un problema que existe y que el
mundo no desea reconocer”. Zelaya expresó que “mientras la droga sea un
negocio, su tráfico ilícito seguirá causando víctimas inocentes de los
carteles de gánsteres y narcotraficantes que invaden y corrompen
permanentemente nuestras sociedades”.
El presidente hondureño da en la diana, aunque sus declaraciones, al
parecer, sean poco celebradas y menos publicitadas.
Su enfoque es menos superficial, más progresista y
menos convencional que el de quienes creen que lo que necesitamos son
más cárceles, más policías, más vehículos y más armas y más dinero para
esos policías, y más aviones y más lanchas y radares y etcétera y
etcétera.
El del tráfico de drogas es un negocio fabuloso que
mueve miles de millones de dólares cada año. ¿Quién no lo sabe?
Esa cantidad astronómica de dinero alcanza para
todo y entra en la economía formal por la vía del lavado.
Pero en lo que llega a la economía formal, esos
miles de millones de dólares han provocado muchas desgracias y no han
pagado un centavo de impuestos.
Las víctimas de todo género las ponemos los pueblos
pobres y también en contra de nosotros van el endeudamiento y el negocio
de los préstamos internacionales con que hay que financiar parte de la
lucha contra el tráfico de drogas, como acaba de pasar con los súper
tucanos que nos endeudan en casi cien millones de euros.
El otro negocio asociado al tráfico y a la
delincuencia es el de la “seguridad”, que es otra industria que mueve
centenares de millones de pesos y dólares. De ahí que las víctimas son
nuestras, de la ciudadanía, pero los beneficios son de los grandes.
Un enfoque como el que propone el presidente Zelaya
Rosales de seguro que cambiará todo ese entramado criminal.
¿Por qué en vez de seguir el juego establecido por
los grandes agentes del negocio no empezamos a considerar propuestas
como la del presidente de Honduras que, con toda seguridad, van a dejar
más beneficios a todo el mundo?
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