LAS ORGANIZACIONES COMUNITARIAS
CONTRA LA GRIPE PORCINA
Por: Ramón Tejeda Read
Jueves 30 de Abril de
2009
Lo que hemos oído y leído de las autoridades en la
materia es que aún no hay una vacuna contra el virus de la gripe
porcina.
Un experto de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) dijo que producir tal vacuna llevaría por lo menos seis meses y
que, luego de producida, habría que someterla a un período de prueba y
eso tomaría varios meses más.
Es decir, que producir una vacuna contra el virus
de la gripe porcina que ya ha cobrado la vida de decenas de personas,
sobretodo en México, puede tardar alrededor de un año.
Por eso sorprende que, como han informado los
noticieros del país, el Poder Ejecutivo haya dispuesto “una inversión de
cincuenta millones de pesos en la compra de quinientas mil dosis de un
antiviral” que podría ser útil en la prevención de la enfermedad.
Esa decisión del gobierno dominicano sirve para
explicar por qué, en tiempos de epidemia, como el actual, suben el
precio de las acciones y las ganancias de las compañías farmacéuticas y
bajan los de las aerolíneas y las compañías de crucero, entre otras, por
ejemplo.
Pero probablemente más útil que invertir millones
en compras que podrían no ser tan útiles, como ha advertido la OMS, más
importante podría ser reforzar en todos los sentidos la prevención—como
ya lo ha dispuesto el Gobierno en lo relativo a puertos y aeropuertos—a
fin de evitar la entrada del virus—si es que aún no se ha producido esa
entrada—y de evitar la expansión de la enfermedad, en caso de que ya
esté entre nosotros.
Y he ahí un momento estelar del trabajo comunitario
al que nuestros gobiernos usualmente miran con desprecio.
Las organizaciones comunitarias con su ejército de
trabajadoras y trabajadores voluntarios pueden desempeñar una labor
fundamental de detección, seguimiento y acompañamiento de personas que
presenten síntomas asociados a la gripe porcina que, dicho sea de paso,
no son muy diferentes a los de la gripe común.
ONG, juntas de vecinos, clubes culturales,
etcétera, son un instrumento valiosísimo en la prevención y detección de
ésta y cualquiera otra enfermedad, y lo son más aún en el tratamiento y
acompañamiento de los posibles casos detectados.
Con el rápido y debido entrenamiento, el personal
especializado de Salud puede echar mano de esos trabajadores y
trabajadoras sociales y constituirlos en su instrumento principal para
toda la labor que habría que llevar a cabo a nivel comunitario.
No olvidemos que los sectores más vulnerables en
estos momentos son los más pobres, en los cuales, por su pobre
alimentación, sus bajas defensas corporales y la situación de
hacinamiento en que viven, puede cebarse el virus de la gripe porcina si
entra al país.
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