Opinión

 

LAS MALAS NOTICIAS SOBRE EL EMPLEO

Por: Roberto Rodriguez Marchena
Lunes 15 de Diciembre de 2008

En todas partes del mundo se están perdiendo empleos como consecuencia del mal momento que vive la economía. República Dominicana no es ni podía ser la excepción.

De hecho, mucho antes de las cancelaciones de las 900 personas en Falconbridge Dominicana, industrias, comercios, pequeñas, medianas y micro empresas venían reduciendo su plantilla de empleados, para evitar ir a la quiebra o poder operar con una mínima rentabilidad que mereciera el esfuerzo.

Hoy dos diarios dominicanos traen como noticia principal cancelaciones en empresas de Zonas Francas. El Listín Diario informa de 4,000 despidos en el Grupo M de un total de 11,000 empleados y el Hoy nos dice que en los próximos días, antes de finalizar el año, las empresas textileras de Zona Franca despedirán miles de empleados por la caída del consumo en los Estados Unidos.

Desde finales de 2007 se sabía que esto iba a ocurrir y al no poder evitar la caída del consumo y la sequía en el crédito para aquellos que producen y comercian, los gobiernos europeos, asiáticos y norteamericanos se han visto urgidos a repensar las políticas que hasta ese momento venían aplicando, disponer medidas para evitar males sociales y políticos mayores y aspirar a revertir, aún en un plazo insoportablemente largo de 18 meses, la recesión que les vino encima. Rescates, bonos en efectivo, reembolsos fiscales, reducciones del impuesto al valor agregado, suspensión de embargos hipotecarios, son algunas de las medidas que han improvisado europeos y norteamericanos para mitigar el desastre.

En América Latina, los gobiernos (y sus bancos centrales), espantados por la subida de los precios del petróleo y de los alimentos, corrieron a proteger a los bancos imponiendo alzas en las tasas de interés, olvidando tomar medidas para rescatar a la producción agropecuaria, la industria, el comercio y a las familias.

La situación ha empeorado a tal punto que se teme que pronto los bancos podrían entrar también en problemas si los gobiernos no aplican políticas que conduzcan a reactivar la producción, el comercio y el consumo. A la carrera han dispuesto medidas que se podría decir comunes a todos los gobiernos latinoamericanos.

Entre ellas, la reducción de las tasas de interés, acción gubernamental y privada para proveer financiamiento a las pequeñas y medianas empresas, programas de estímulo al consumo, mayor apoyo a la educación y salud pública, construcción y rehabilitación de escuelas, clínicas, guarderías, centros de atención a envejecientes, carreteras y puentes.

Todas tienen el mérito de que promueven la creación de empleos o mitigan los efectos del desempleo.

Nada impide, dinero hay y necesidad sobra, para que el gobierno dominicano emprenda iniciativas similares.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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