Una de
las grandes dolencias del Sistema Nacional de Salud
ha sido siempre la accesibilidad del ciudadano de a
pie a los fármacos prescritos por los médicos.
Los medicamentos son caros, habitualmente. Y ello
contribuye, por si solo, a alejar el medicamento de
las manos de los enfermos. Que son pobres
mayoritariamente.
La reforma de las llamadas boticas populares,
anunciada por el PROMESE, apunta en la dirección
correcta. El plan comporta transferir a personal
calificado el manejo de las farmacias. Como debe
ser. Se informa que el 64% de ellas son actualmente
administradas por personal con grado de
licenciatura. Y eso es magnífico. El porcentaje
deberá elevarse al 100% en el futuro.
Las buenas noticias que nos ha traído el PROMESE,
incluyen un incremento del 239% en el catálogo de
medicamentos ofertados en la nueva Red de Farmacias
del Pueblo. Y esto significa una tendencia notable a
mejorar la accesibilidad a las medicinas baratas.
Pero precisa una adecuada coordinación del
Ministerio de Salud con el PROMESE, que permita
aumentar la prescripción de genéricos en los
hospitales y centros de salud pública por parte de
los médicos. El impacto en la economía y la
morbilidad de la pobreza dominicana sería notable.
La inversión en el referido plan es de 126 millones
de pesos en 424 farmacias, es decir, unos 297,000
pesos por local. Ello significa que las Farmacias
del Pueblo bien pueden ser aumentadas, de manera que
el servicio y asistencia estatal a la pobreza
alcance una cobertura aun mayor. Y todo por la salud
ciudadana.
La Red de Farmacias del Pueblo debería pensarse,
igualmente, asumiendo el mapa de la pobreza
nacional. Que sea un componente más de la
estrategia, focalizada en áreas críticas, de una
verdadera política social integral del Estado.
PROMESE y su directora, Dra. Elena Fernández,
merecen nuestro reconocimiento por los cambios en el
sistema de boticas populares. Y desde Perspectiva
Ciudadana le solicitamos dar a conocer los volúmenes
envueltos en las compras de medicamentos esenciales,
sobre todo en las partidas de antibióticos,
cardiofármacos y vitaminas y minerales.
La política social a la que aspiramos debe ser
integral y alejada de la amenaza clientelar que
siempre acecha.