El 17 de noviembre del 2008 un conductor, extranjero, embistió a un ciudadano dominicano que se desplazaba en una motocicleta. Y, como casi siempre, falleció el motorista y el homicida encausado. Diez meses después, mientras gestionaba su caso, el extranjero es detenido por la Fiscalía y acusado de poseer siete (7) identidades. Como el cuento de los gatos, siete vidas.
Paralelamente, otro señor del mismo redil desaparece, dejando una fortuna en su yipeta, y al que los organismos investigativos atribuyen tener cinco (5) cédulas de identidad diferentes.
Los casos se multiplican y la prensa nacional informa, cotidianamente, de hechos parecidos que revelan la vulnerabilidad de los sistemas de controles de los departamentos responsables del resguardo de la identidad de la ciudadanía.
La Junta Central Electoral ha hecho públicas las aclaraciones pertinentes de uno de los casos señalados, indicando los lugares en donde se produjeron las alteraciones y la presteza con que las mismas se llevaron a cabo en las diferentes jurisdicciones del Registro Civil. La labor y la rapidez de su respuesta son encomiables.
Pero el hecho de que una sola persona pueda procurar tantas cédulas de identidad y electorales como desee es un motivo más que suficiente para la preocupación. La delincuencia siempre procura el enmascaramiento de su verdadera identidad y este tipo de ella tiene los recursos para agenciarse sus documentos. ¿Es tanta la fragilidad del sistema para que pueda hacerse de manera tan repetitiva e impune?
Hemos mejorada mucho, sin dudas. Y el nuevo sistema de datos biométricos ampliará las posibilidades de evitar los casos que hoy motivan la preocupación generalizada de la población.
En Perspectiva Ciudadana nos gustaría ver un sistema blindado, como se suele decir ahora para dar garantías de seguridad, que nos evite volver de nuevo a la memoria aquella de cuando haitianos, policías y “difuntos” ejercían su falso “derecho” ciudadano al voto.
Los tiempos han cambiado mucho y la mejoría es evidente. Es necesario profundizar en las medidas de defensa de nuestro registro civil, no solo por los casos que aquí acabamos se señalar sino también por los trucos electorales, como el de los cambios de domicilio en masa, que pretenden alterar la representación municipal y provincial en beneficio de unos vivos.