Opinión

 

LA OPCIÓN DE LEONEL FERNÁNDEZ

Por: Fernando Peña
 Lunes 25  de Agosto  del 2008

 Vivimos en un país abrumados por tantos problemas económicos, sociales, y con una inseguridad pública alarmante que hacen imperceptibles los logros que haya podido tener este gobierno.

No importa que en cada discurso el presidente Leonel Fernández nos diga que la economía ha crecido en promedio 9.5%, que hay un superávit fiscal, un record en inversión extranjera directa y en reservas del Banco Central, y en una supuesta mejoría en los niveles de desempleo y pobreza. Nada de eso resulta a los ojos del pueblo.

La población, los trabajadores, los desocupados, las amas de casas, los estudiantes, los profesionales no sienten ese crecimiento, porque si los ha habido no se ha traducido en mejoría de la calidad de vida, de la educación, la salud, vivienda y seguridad pública de los dominicanos.

En su reciente discurso ante la Asamblea Nacional, el Presidente, con el optimismo y la confianza que le falta a las grandes mayorías nacionales, anunció una serie de obras para el cuatrienio 2008 al 2012, que al decir de los entendidos no son realizables ni siquiera en un periodo de auge económico.

Al oír su discurso nos dimos cuenta que les hizo caso omiso a la austeridad y el control del gasto público que han sido demandas de los sectores empresariales, económico y de los partidos de oposición. Este discurso es una negación al que pronunciara el 17 de julio del 2008, donde anunció austeridad y control del gasto público.

Después del discurso del 17 de julio, los dominicanos no hemos visto una sola medida para reducir el dispendio ni desmontar los subsidios. ¿Entonces podremos creer en más discursos y promesas?

A pesar de ello, al presidente Leonel Fernández les quedan opciones que le ayudarían a restablecer la confianza y, quizás salir victorioso y fortalecido su liderazgo al término de este tercer cuatrienio de gobierno.

Lo primero es cumplir con la anunciada revolución moral que proclamó en su discurso, y trabajar para frenar el uso abusivo de los dineros del Fisco, frenar la corrupción, buscar respaldo a todos los niveles para combatir la delincuencia y el narcotráfico.

Además, hacer un gobierno de consenso y participación de todos los sectores, trabajar para el fortalecimiento institucional,  auspiciar una reforma constitucional de consenso y aplicar, poner en ejecución las reformas que se han aprobados en las últimas décadas, gran mayoría de las cuales están solo en papeles.

Pero, siempre hay un pelo en el salcocho, y ese es el proyecto continuista del presidente Leonel Fernández..

Ese afán continuista hace que se engaveten los planes de desarrollo, mientras el país corre hacia un aparente crecimiento que no nutre las estructuras de la economía.

Con los dinero del Estado se hace, pues, política reeleccionista.

Así crece el estado de degeneración, de prostitución generalizado, de delincuencia y de las mil caras del narcotráfico.

El mejor de los caminos para el presidente Leonel Fernández es el de la honestidad política y el de la eficiencia del sistema democrático.

Con tan solo lograr, con hechos no con palabras, que el pestilente olor de la desvergüenza sea barrido, y que en toda la administración pública, el peculado, el tráfico de influencias, las botellas sean limpiado para siempre de todo cuanto dependa del Estado, podría reivindicar el legado histórico del partido que fundó  en 1973 el escritor  y humanista, profesor Juan Bosch.

La ocasión es propicia para enrumbarse por esos caminos.

De lo contrario, el pueblo y la historia se la cobrará.

El Autor es Periodista.
f[email protected]

 

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