LA INEVITABLE RENOVACIÓN DE LOS
PERIÓDICOS
Por: Ana Carbajosa
Lunes 25 de Agosto del 2008
Leer estos días las noticias sobre la marcha de los
periódicos en Estados Unidos se ha convertido en un ejercicio casi
morboso; en lo más parecido a hojear las páginas de esquelas: cierres de
diarios, despidos en masa de periodistas y desplomes de las acciones de
las empresas en la Bolsa. Las últimas semanas han sido especialmente
sangrientas con el anuncio de la supresión de 80 puestos de trabajo en
el Chicago Tribune, 250 en Los Angeles Times y 130 en el Milwakee
Journal Sentinel, al que de poco le ha servido el Pulitzer que ha ganado
este mismo año.
Ese reguero de cadáveres periodísticos empieza a
sentirse también en Europa, donde a la fuga de la publicidad a Internet
se le suma una crisis económica que espanta a los anunciantes. En Reino
Unido, el reciente anuncio de Trinity Mirror -al frente de más de 150
cabeceras incluido el Daily Mirror- de que prescindirá de 65 puestos en
la redacción "es un reflejo de lo que ha sucedido y seguirá sucediendo a
los periódicos en EE UU", decía esta semana Roy Greenslade en su blog de
The Guardian. También en Reino Unido, meca del periodismo europeo, el
precio de las acciones de las empresas ha caído a la mitad desde hace un
año. Y en España, los diarios perdieron un 30% de su facturación por
publicidad, según las últimas cifras de mayo, mientras el incremento de
anuncios en las ediciones electrónicas no consigue ni de lejos compensar
las pérdidas del papel.
Este panorama ha llevado a no pocos expertos a
predecir la muerte o la desaparición de gran parte de los periódicos tal
y como hoy los conocemos. Los pésimos resultados, más allá de la crisis,
tienen que ver con la necesidad de un cambio de modelo de negocio en las
empresas periodísticas, dicen. Y algunos, como el reputado analista
Philip Meyer, se han aventurado a pronosticar una fecha de defunción:
2043. Otros hablan tenebrosamente de "los próximos años".
Pero, ¿es tan mala la situación? ¿Quiere decir que
los periódicos pasarán a mejor vida? ¿Cuáles están mejor preparados para
soportar las embestidas del mercado? ¿Cómo afectarán los cambios en la
prensa escrita a la salud democrática de las sociedades?
Si en algo coinciden los expertos es en que no
todos los periódicos morirán. Pero también en que todos deberán
transformarse para sobrevivir en una era en la que la gente, más que
nunca, quiere leer historias, aunque no en los formatos que han dominado
la prensa 300 años. Hay que ponerse manos a la obra ante un cambio que,
dicen, no tiene por qué ser a peor. Alertan de que saldrán ilesos los
periódicos que se adapten antes y mejor a los ritmos y demandas de la
Red, los que acometan la mediamorfosis y logren cautivar a los
internautas (y, así, a los anunciantes).
"Sí, el periódico de la era industrial agoniza.
Pero el que morirá será sólo el de papel como hoy lo conocemos. Dará
paso a un nuevo modelo", dice Rosental Alves, profesor de periodismo en
la Universidad de Austin (Tejas) y pionero en periodismo digital. Y se
explaya en la dramática situación de la prensa en su país de acogida,
donde muchas ciudades han perdido el único periódico que tenían. "Lo que
se ha roto este año en EE UU es el modelo de negocios. La gente, sin
embargo, tiene más apetito informativo que nunca. Nunca los periódicos
han llegado a tanta gente como ahora, gracias a Internet". Datos de
abril de este año corroboran su tesis. 66,4 millones de personas
consultaron los diarios digitales durante el primer cuatrimestre de
2008; un 12,3% más que el año anterior, según la Newspaper Association
of America. Es la mayor cifra desde que empezaron a medirse en 2004.
Las rupturas económicas en EE UU tienen la mala
costumbre de replicarse en Europa. La semana pasada, la prensa británica
vivió en la Bolsa la peor etapa que se recuerda. Después de que Trinity
Mirror anunciara que sus beneficios se reducirían un 10% respecto a lo
esperado, sus acciones sufrieron una caída del 25%. Las de Johnson Press,
el mayor grupo de periódicos regionales, cayeron un 10%. Incluso las de
Pearson, propietario del prestigioso Financial Times, se situaron en su
nivel más bajo en los últimos 12 meses. "Asistimos a una crisis que
afecta a todas las economías desarrolladas. Se trata de una erosión del
modelo de negocios que cambiará profundamente, se fragmentará. Hay que
olvidarse de los grandes diarios con enormes beneficios". El que habla
desde Londres es Andrew Gowers, director hasta 2005 del Financial Times,
del que se fue diciendo que los periódicos se habían vuelto tan
obsoletos como los discos de vinilo. Gowers, que apenas seis años antes
osó sacar un nuevo diario en Alemania -FT Deutschland- justifica su
decisión porque en el sector "todo ha cambiado muy rápido".
En esencia, el cambio obedece a los nuevos hábitos
y deseos de unos ciudadanos que quieren estar informados, pero que cada
vez más prefieren sentarse al ordenador. Y los anunciantes, claro,
siguen su senda. Recientes cálculos de Zenith Optimedia indican que el
porcentaje de las empresas de publicidad que se dedican a la prensa
escrita ha caído un 7,6% en la última década en el mundo. Y pronostican
que los anunciantes seguirán cayendo hasta 2010, mientras que en la Red
distintos estudios hablan de un crecimiento de dos dígitos. A Internet
se han movido también los clasificados (Craiglist ha fagocitado los
anuncios de vivienda, empleo...) fundamentales para los ingresos de la
prensa estadounidense, aunque no tanto para la europea.
La gran cuestión es si los periódicos en papel
aguantarán la caída de su publicidad. Y habrá que ver qué publicaciones
serán capaces de atraer el número suficiente de lectores para mantener
una edición impresa, una vez descartada la política de suscripciones,
inviable en el mundo de la abundancia informativa, y a la que incluso ha
renunciado parcialmente ampliando sus contenidos gratuitos The Wall
Street Journal, el rey de los periódicos online con más de un millón de
suscripciones.
Otro punto en el que coinciden los expertos es en
que se va a producir un trasvase de recursos y de periodistas de las
ediciones impresas a las digitales, y muchos recomiendan la llamada
"integración": plantillas únicas que proporcionen contenidos al margen
del soporte. "Si ahora la proporción es de 20 a 1, se trata de dar la
vuelta a la tortilla", apunta Mark Potts, reportero y editor en diarios
antes de cofundar el WashingtonPost.com. Ahora se dedica a asesorar a
las publicaciones mutantes y sienta cátedra desde su blog, Recovering
Journalist.
Jeff Jarvis, otro reconocido bloggero, es de los
que creen que lo que está pasando es bueno para el periodismo y para la
sociedad. "El periodismo en Internet puede ser mejor. Se puede
actualizar con más frecuencia, la gente puede participar". Eso sí,
alerta del peligro de que los recién llegados a la Red se dejen seducir
por la inmediatez de los medidores de audiencias y acaben amarilleando
los contenidos.
Esta crisis del modelo de negocios supone una
oportunidad para que los periódicos se reorganicen y se vuelvan más
eficientes, dice Jarvis, profesor de periodismo interactivo de la
Universidad de Nueva York y cuyo blog, Buzzmachine, se ha convertido en
un referente para los que se interesan por el futuro de la prensa.
Asesora a grandes como The Guardian, la BBC, o The New York Times, y
defiende el concepto de ciudadano-periodista, capaz de suplantar a
reporteros locales, por ejemplo. "El periodismo ha dejado de ser un club
cerrado donde unos cuantos daban lecciones a los demás. Hemos ganado en
democracia", sostiene. Y recomienda a los periodistas vigilar de cerca
la Red, los blogs, los foros de discusión. "Allí es donde la gente dice
qué es lo que le interesa".
Y, como otros expertos, cita el ejemplo del
Huffington Post, una suerte de diario digital que arrasa en EE UU, en el
que participan bloggeros de toda índole y lectores. Por ahí van los
tiros, sostiene. Por ahí y por un nuevo modelo de negocios fragmentado,
con múltiples actores informativos, no necesariamente muy grandes, pero
que consigan estar presentes en links por toda la Red de manera que los
lectores se topen con ellos y acaben dirigiéndose a su página. Las del
futuro próximo serán páginas de información en las que los lectores
aportarán los contenidos. Si el dramaturgo Arthur Miller definió en 1961
un buen periódico como "una nación hablando consigo misma", los
periódicos del futuro generarán una conversación nacional frenética.
Jarvis, como otros, sostiene que la crisis golpeará
con mucha más fuerza a las cabeceras regionales. Que los grandes diarios
nacionales, junto con las publicaciones hiperlocales, se salvarán. Aún
así, para unos y otros recomienda la especialización. Los periódicos ya
no pueden pretender cubrir todo. "Los tiempos en los que 15.000
periodistas van a la convención de un partido político en la que no pasa
nada, sólo para que el medio pueda decir que ha estado allí, se han
terminado. Tienen que centrarse en lo que mejor hacen", dice.
Para Meyer, premio Pulitzer y padre del periodismo
de precisión, lo que los periódicos hacen mejor que nadie es descubrir
noticias, investigar, mantener a raya al poder político y al económico.
"Tienen que dedicarse a crear un diálogo inteligente con ciudadanos y
élites políticas. Sólo así rentabilizarán su producto", dice desde
Carolina del Norte.
Aún así, reconoce que muchas publicaciones lo van a
tener muy crudo y apunta a nuevas tendencias en EE UU, como la de los
filántropos dedicados a rescatar empresas informativas. Es el caso de
Propublica, fundación dedicada al periodismo de investigación en la Red.
Y también el de propietarias de publicaciones como The Christian Science
Monitor, o, en Europa, The Guardian.
"El problema es que en España este modelo no
triunfará porque no tenemos esa cultura de la filantropía", advierte
Juan Varela, consultor de medios de comunicación en varios países y
editor del blog Periodistas 21. Considera la situación española
preocupante. El éxito de las promociones en los diarios de pago ha
permitido ingresos potentes por publicidad en los últimos años, dice, y
ha mitigado una tendencia que hacía estragos en el resto del mundo
desarrollado.
Pero las vacas flacas ya están aquí. El descenso de
la publicidad en la prensa escrita de pago es imparable. "Este año va a
ser clave en la crisis; se va a notar mucho el frenazo económico y
muchos anunciantes que ahora se retiran, cuando vuelvan se pasarán a las
ediciones online". Hace, sin embargo, de la necesidad virtud. "Gracias a
los problemas financieros los periódicos van a atreverse a dar el salto
al mundo digital. Eso sí, algunos -entre ellos las segundas y terceras
cabeceras regionales- se quedarán por el camino", advierte.
Sólo se salva Asia
Mientras bajo el epígrafe RIP la página web
newspaperdeathwatch.com da cuenta de las defunciones periodísticas en
Estados Unidos, en Asia proliferan las nuevas cabeceras. Es la única
región donde el periódico en papel gana adeptos. Al menos, eso es lo que
indican las cifras que presentó la World Newspapers Association (WAN)
hace dos meses. Para asombro de los alicaídos directores de diarios de
medio mundo, el director general de la WAN, Timothy Balding, desveló
durante el pasado congreso mundial de periódicos las optimistas
estadísticas que hablan de una subida del 2,6% de la circulación en
2007.
China e India, donde se venden 107 millones de
ejemplares al día, son los principales responsables de esta subida,
mientras en Europa (1,9%) y en Estados Unidos (3%) la circulación sigue
bajando. Las cifras muestran el rápido crecimiento de la publicidad en
Internet, donde el año pasado subió un 32%.
Lejos de insuflar ánimo, las cifras de la WAN
causaron el rechazo en parte de los asistentes al congreso, que acusan a
la asociación de irresponsable y de tratar de dar una imagen del estado
de la prensa que no concuerda con la realidad. "El exceso de optimismo
puede ser dañino", advierte el profesor de periodismo en la Universidad
de Texas, Rosental Alves, quien augura a las publicaciones que nacen
ahora en China e India una corta vida.
El crecimiento económico de estos países ha creado
nuevos lectores, pero muchos de ellos consumen prensa gratuita y no
necesariamente de calidad y, por otro lado, la revolución tecnológica
pegará fuerte en esos países donde el móvil está a la orden del día,
advierte Alves. "Pasarán de leer el periódico en papel a leerlo en el
teléfono en muy poco tiempo", vaticina.
www.elpais.com
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