La Oficina Nacional de
Estadísticas ha hecho pública su Encuesta Nacional
de Ingresos y Gastos de Hogares 2007. Una
investigación importantísima, que bien puede servir
de orientación en la formulación de las políticas
públicas nacionales. Pero lo revelado a la prensa al
día de hoy es para pensar, en gordo, el país que
tenemos. Y más aún, aquel país con el que soñamos y
anhelaron los grandes dominicanos.
El sólo asomo a la masa de datos que empieza a
conocerse provoca lástima, pesar. Es una suerte de
fotografía estadística, pariente cercana de aquella
de Clave en la carretera internacional. Y no es por
exagerar.
En una población de 9,353,700 dominicanos, el 32.7%
de 0-14 años, vale decir la edad escolar
obligatoria, la educación se revela de escándalo.
60% de los dominicanos está o se quedó en el nivel
primario escolar, mientras el 21.3% alcanzó el nivel
secundario, el 10.1% universitario y el restante
nunca fue a la escuela.
Un 23.4% de los hogares no dispone de agua potable,
según la Encuesta, sin discriminar dentro del 76.6%
que dice recibe agua potable de la red pública
directa o indirectamente. Asumimos que aquellas
imágenes de pobladores de los barrios populares
recogiendo agua, con latas y cubetas, corresponden a
suministros indirectos. Y de ser así, y a sabiendas
de los niveles de contaminación que la manipulación
del agua conlleva, la disposición de agua potable,
con seguridad, se reduce a no más de 50-60% de los
hogares. El agua potable es una necesidad primaria
de la que no disponen el 35-40% de la población.
La tasa de ocupación laboral es de un 51.9%, con lo
que se quiere decir que el 48.1% vive la
desocupación.
A la vista de todos se muestra la extensión
territorial de las grandes ciudades del país. Una
expansión que no cesa, guiada por el descontrol y la
desregulación territorial. Pues bien, la Encuesta
nos revela que hay 2,530,474 viviendas, de las
cuales el 77.8% son casas, 10.8% cuarterías y solo
8.3% apartamentos. La expansión horizontal es
incontenible, sin que nadie reclame la regulación
del fenómeno. Terrenos agrícolas, ganaderos o de
valor ambiental son incorporados al proceso de
urbanización sin control. Se tolera el levantamiento
de urbanizaciones, en las afueras de las ciudades,
mientras crecen las cuarterías en nuestros barrios.
El número de habitantes por vivienda es de 3.70
personas, a nivel general. Pero en las parte atrás
de nuestros barrios vive 1,012,749 ciudadanos. Que
son los mismos que observamos en los noticieros,
cubetas en manos, procurando el agua de sus
necesidades.
Del total de la población nacional solo el 28.6%
(2,676,158 h.) tienen seguros de salud. Más del 70%
de nuestra población carece de este importante
servicio.
El gasto por hogar es de RD$20,406 pesos por mes,
que dividido entre los 3.70 habitantes del promedio
nacional son RD$5,515 pesos por persona al mes y
RD$183.84 pesos diarios por habitante (US$5.11/persona
al día).
A simple vista se pueden ver en estos datos los
problemas de empleo, educación, vivienda y
planeación urbana, salud y agua potable.
La encuesta de la ONE parece ofrecernos una
importante fotografía de la realidad dominicana. Y
ello comporta un reclamo al liderazgo nacional que
no admite retrasos. Las políticas públicas deben
cambiar y orientarse a resultados. La sociedad
nacional precisa de un plan estratégico nacional y
un liderazgo más comprometido y satisfecho con el
buen resultado, que con el apetito de poder. Un
poder incapaz de marcar una clara tendencia de
cambio de estas estadísticas es pura banalidad
populista. Esta fotografía de la Oficina Nacional de
Estadística se tiene que cambiar