Opinión

 

LA BANCA PÚBLICA Y LOS DÉFICITS

Por: Roberto Rodriguez Marchena
Lunes 27 de Octubre de 2008

A finales de diciembre de 2004 y principios de 2005, desde algún lugar que desconozco, llegó a los medios de comunicación la audaz propuesta de privatizar el Banco de Reservas, es decir, entregarles ese formidable negocio a empresarios privados. El gobierno de Leonel Fernández no le hizo el más mínimo caso y el intento no prosperó.

La administración que se instaló en agosto de 2004 encabezada por Daniel Toribio ha revelado ser muy exitosa por los números que ha venido presentando año tras año y de acuerdo a los indicadores de éxito que pautan el desempeño de la banca privada. Ha competido de tú a tú, persiguiendo y logrando utilidades tal como lo hace la banca privada.

Recientemente informó de utilidades en los primeros nueve meses que no tienen nada que envidiarle al mayor banco privado: 2.8 mil millones de pesos éste último contra 2.6 mil millones de pesos del público. La banca pública es rentable, muy rentable.

Ha sido una muy buena gestión “gubernamental-privada” de un banco público. Los peledeístas han demostrado ser buenos banqueros. Cuando escribo esto pienso también en las gestiones en el Banco Central y en la Superintendencia de Bancos.  Eso, además de ser un logro administrativo, es una victoria política importantísima sobre el descrédito sistemático, inmisericorde y permanente promovido desde lo privado contra la gestión y propiedad pública.

Victoria administrativa y política que puede ser muy útil para avanzar y lidiar con la situación actual del crédito en República Dominicana.

Las crecientes quejas de empresarios y familias de clase media revelan que se ha llegado a un punto insostenible en materia de crédito, y ello porque no se ha encontrado la manera de conciliar el interés –o necesidad- gubernamental de altas tasas de interés y de contracción del consumo con el interés ciudadano de bajas tasas de interés, para invertir en sus negocios o empresas y el pago de las hipotecas.

Economistas del gobierno, de la oposición e independientes sostienen –en apoyo de las medidas monetarias del Banco Central- que el déficit en la cuenta corriente en la balanza de pagos y la amenaza  de inflación es el principal problema de la economía dominicana.

Sin embargo, si bien es cierto que existe un gravísimo problema provocado por el mencionado déficit, amortiguado feliz y recientemente por el descenso de los precios del petróleo, fertilizantes, cereales y grasas, hay que decir que hay otras urgencias tan o más dramáticas; lo que hay es una simultaneidad de muchos déficits.

Uno de ellos es el déficit en los ingresos del 75% de las familias dominicanas que ganan menos de 20 mil pesos, que sólo se supera enfrentando el déficit de más y mejores empleos, lo que supone facilidades y oportunidades para los micros, medianos y pequeños empresarios para que creen esos empleos.

Otro, que es consecuencia del anterior, es el déficit de ventas de los productores locales, no por sobreproducción como a veces equivocadamente se dice, sino porque el mercado dominicano tiene poco poder adquisitivo.

Podría mencionar el déficit calórico de niños, niñas y adolescentes, de aulas, de pupitres, de horas de clase, de inversión en la educación pública; urgencias como las hipotecas y el déficit de viviendas; el déficit en el transporte público, es también muy importante. Y así, los muchos y urgentes déficits que todos conocemos y padecemos.

Atenderlos requiere de políticas públicas diversas, concertadas y simultáneas. No hay una fórmula que sirva para enfrentar todos los déficits, porque son de naturaleza distinta; pero tampoco hay diagnóstico que diga que uno va primero y los otros después. El talento se pone a prueba para abordarlos tal y como se presentan provenientes de distintos sectores.

Es por ello que me parece oportuno que el Banco de Reservas, a diferencia del Banco Central, y naturalmente, a diferencia de la banca privada, buscara la manera de conciliar el interés gubernamental con el interés ciudadano y con ello parecer menos “privado”, menos “gubernamental” e intentar ser “más ciudadano.”

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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