Opinión
 

HUELGA, POLÍTICA Y PERDÓN

Por: Rafael Sánchez Cárdenas
Viernes 04 de Septiembre de 2009

La huelga médica reciente y las negociaciones que posteriormente se están llevando a cabo con la mediación de Monseñor Agripino Núñez ha venido a revelar, nueva vez, la estrecha relación de la vida sindical y la política.

La fuerza del abandono de los hospitales públicos ejercida por el Colegio Médico parecía conducir al gobierno a un callejón sin salida y sin dinero público para satisfacer la demanda. Al menos así lo hizo saber el Cardenal López Rodríguez según le había dicho el Presidente Fernández.

Cuando la presión médica crecía y la población pobre empezaba a resentirse por los efectos del paro se hizo presente la violencia. Y lo hizo patrocinada por los propios médicos en contra del Director del Hospital Moscoso Puello, Dr. Roberto Lafontaine, a quien golpearon con vileza. En turba, como güagüeros. Y ahí emergen los protagonistas políticos de la huelga, como titiriteros.

Habían apoyado la huelga públicamente días atrás. Y luego declaran haber nombrado una comisión de dos prominentes médicos de su entorno para mediar y conciliar en la huelga que se estaba soportando.

La vergüenza de la agresión al Director del hospital había dejado sin soporte moral y de opinión pública la huelga médica. El método de la violencia física y ante las cámaras, con arrogancia e intimidación, transformó al Colegio médico de Goliat a un David sin sonda y sin justificación ante el País. La huelga había concluido con el pescozón. Y los titiriteros lo sabían. Las cancelaciones confirmaron que el gobierno captó la ventaja que aquellos incidentes le habían proporcionado.

El discurso médico cambió de cuajo. El presidente de los médicos ya no era tan fiero, más bien conciliador, y parecía cambiar lo del salario por la reposición de los agresores del Director. Y entre ellos un posible candidato a la presidencia de la AMD, según el distinguido Dr. César Mella.

Las negociaciones apuntan al perdón de todos los involucrados en los incidentes del Moscoso Puello. Como recurso cristiano me parece muy bien. El Dr Lafontaine le puede perdonar la ofensa, pero el Estado no. La autoridad del mismo fue puesta a prueba allí y de manera inaceptable. El ejemplo para las próximas huelgas debe permanecer. El perdón solicitado tiene piel y voz de ventriloquia política.

Discutamos la reforma de la salud con seriedad y de paso cambiemos los salarios de hambre del médico dominicano. Que es una infamia.

 

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com
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