"ESTAMOS CRIANDO VAGOS"
Por: Cesar Mella
Psiquiatra
Miércoles 22 de Abril de 2009
Hay que llamarlos varias veces en la mañana para
llevarlos a la escuela.
Se levantan irritados pues se acuestan muy tarde
hablando por teléfono o conectados a la Internet.
No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos ponen un dedo en nada que tenga que ver con 'arreglar algo en el hogar'.
Idolatran a sus amigos y viven poniéndoles 'defectos' a sus padres a los
cuales acusan a diario de que 'están pasaos'.
No hay quien les hable de ideologías, de moral y de buenas costumbres,
pues consideran que ya lo saben todo.
Hay que darles su 'semanal' o mesada de la que se quejan a diario porque
'eso no me alcanza'.
Si son universitarios siempre inventan unos paseos de fin de semana que
lo menos que uno sospecha es que regresarán con un embarazo o habiendo
fumado un pito de marihuana.
Definitivamente estamos rendidos y la tasa de retorno se aleja cada vez
más, pues aún el día en que consiguen un trabajo hay que seguir
manteniéndoles.
Me refiero a un segmento cada vez mayor de los chicos de capas medias
urbanas que bien pudieran estar entre los 14 y los 24 años y que para
aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un
verdadero dolor de cabeza.
¿En que estamos fallando?
Para los nacidos en los cuarenta y cincuenta el orgullo reiterado es que
se levantaban de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tenían
que limpiar la casa; que lustraban sus zapatos; algunos fueron
limpiabotas y repartidores de diarios; otros llevábamos al taller de
costura la ropa que elaboraba nuestra madre o teníamos un pequeño
salario en la Iglesia en donde ayudábamos a oficiar la Misa cada
madrugada.
Lo que le pasó a nuestra generación es que elaboramos un discurso que no
dio resultado: '¡Yo no quiero que mi hijo pase los trabajos que yo
pasé!'.
Nunca conocieron la escasez, se criaron desperdiciando, a los 10 años ya
habían ido a Disney World dos veces cuando nosotros a los 20 no sabíamos
lo que era tener un pasaporte. El 'dame' y el 'cómprame' siempre fue generosamente complacido y ellos se convirtieron en
habitantes de una pensión con todo incluido que luego queríamos que
fuera un hogar.
Al final se marchan al exterior a la conquista de una pareja y vuelven
al hogar divorciados o porque la cosa 'se les aprieta' en su nueva vida.
Los que tienen hijos pequeños pónganlos los domingos a lavar los carros
y a limpiar sus zapatos. Un pago simbólico por eso puede generar una
relación en sus mentes entre trabajo y bienestar.
Las hembritas deben desde temprano aprender a lavar, planchar, cocinar
para que entiendan la economía doméstica en tiempos que podrían ser más
difíciles.
La música metálica, los conciertos, la televisión, la moda y toda la
electrónica de la comunicación han creado un marco de referencia muy
diferente al que nos tocó.
Estamos compelidos a revisar por los resultados si fuimos muy permisivos
o si sencillamente hemos trabajado tanto que el cuido de nuestros hijos
queda en manos de las domésticas y en un medio ambiente cada vez mas
deformante.
Ojala que este mensaje llegue a los que tienen 'muchachos chiquitos'
pues ya los abuelos pagaron la transición.
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