ENTRE LA
CRISIS MORAL Y LA CRISIS ECONÓMICA
Ramón Tejeda Read
Miércoles 09 de Julio del 2008
Resulta que nos preocupa la crisis económica. Una
crisis que nos da duro en el bolsillo.
Que nos desgracia la vida ya que nos desorganiza el modesto presupuesto
y nos enfrenta a la triste vulnerabilidad; a lo poco que dura la suerte
en la casa del pobre, como bien dice la gente.
No nos hemos repuesto bien del desastre económico del 2003-2004 cuando
ya tenemos encima la desgracia de la crisis actual y la constancia de
que es la clase media y ‘los de abajo” de siempre quienes cargan más
pesado.
Los choferes tienen sus sindicatos para pedir por su boca. Para amenazar
con huelga o con aumento de pasaje y el gobierno les atiende en el acto.
Los diputados, con el brasero en su mano, arriman la brasa para su
caldero; se ahorran unos chelitos y se aumentan casi 60 mil pesos; así,
de lo más simple.
A los señores de la Cámara de Cuentas les pagamos hasta instructores de
golf, aunque nunca llegamos a conocer las casi 90 auditorías que habían
hecho, según informaron.
Pero ésos podrán hasta volver a aspirar a formar parte de las ternas a
ser sometidas al Senado, según nos informaba por la prensa un alto
funcionario del gobierno. ¡Cuánta suerte, compadre!
Los clasemedieros y los infelices somos los de la mala suerte.
En el argot popular, somos “los hijos del pollero”. Nos achican el
pan—si no nos lo aumentan de precio—; nos aumentan los combustibles a
troche moche; nos aumentan la comida; la tasa del préstamo…
En fin, que la crisis nos da en la madre, y que eso no fuera nada si
supiéramos que todos—incluyendo al gobierno—nos sacrificamos parejo.
Pero, ¡ay!, es que algunos, como decía el merengue aquél, “se la ganan
sin palito y sin pipa” y no pasa nada.
En fin, que a la crisis económica la empeora la crisis moral.
Su comentario sobre esta
opinión |
Evite los insultos, palabras soeces,
vulgaridades o groseras simplificaciones |
|
|
|
|