EN LO QUE EL HACHA VA Y
VIENE
Roberto Rodríguez Marchena
Martes 15 de Julio del 2008
Tal como dijimos en nuestra Perspectiva del Día
viernes, la propuesta del Presidente de la República de convocar a la
unión de 57 países pobres no productores de petróleo, con una renta per
cápita igual o inferior a 6,000 dólares anuales, con el propósito de
crear un Fondo Global de Solidaridad Petrolera de 40,000 millones de
dólares, que sirva para mitigar el impacto de los altos precios del
petróleo, mantener niveles aceptables de crecimiento, es decir también,
de inversión y consumo, es una buena propuesta. Como lo es también la de
regular las operaciones de bancos y fondos de inversión para evitar que
hagan lo que han estado haciendo con las hipotecas, los alimentos y el
petróleo.
El diagnóstico del presidente dominicano sobre los motivos de las tres
crisis actuales (financiera, energética y alimentaria) es correcto y
compartido por economistas, líderes políticos y sociales del mundo
entero.
El inconveniente surge en su materialización, que no es dable esperar,
en el caso del Fondo Global de Solidaridad por hechos recientes que
vamos a recordar después que digamos que para regular y frenar la
especulación, habrá que esperar que Barack Obama gane las elecciones, se
juramente en enero, cumpla con lo que ha dicho, escoja otro jefe de la
Reserva Federal, pero además, que en las elecciones de noviembre, la
matrícula demócrata aumente en la Cámara de Representantes y el Senado,
porque la correlación de fuerzas entre republicanos y demócratas es muy
pareja.
En relación al Fondo Global de Solidaridad Petrolera, hay que recordar
que la fracasada Cumbre de la FAO no pudo reunir ni siquiera mil
millones de los 30,000 millones de dólares que se propuso conseguir para
apoyar planes de reducción de pobreza y seguridad alimentaria. (De ahí
que la ONG Oxfam se quejara de que decenas de miles de millones de
dólares “aparecían” siempre, muy oportunos, para salvar bancos y
banqueros, pero que no había manera de “encontrar” los dólares para
alimentar a los hambrientos en el mundo).
No puede olvidarse tampoco que, a la fecha, el G-20 no ha podido obligar
a la Unión Europea ni al Gobierno de los Estados Unidos a eliminar los
subsidios a la producción agrícola, muy por el contrario, las
disposiciones proteccionistas se fortalecen y que la política energética
del gobierno bolivariano es única, por su naturaleza y por
circunstancias de la revolución bolivariana en la que se han unido
solidaridad, mercadeo y política exterior.Además, declaraciones
ofrecidas recientemente en Madrid, durante el 19 Congreso Mundial del
Petróleo, por ministros de energía, autoridades de la OPEP y directivos
de empresas petroleras indican que los fabulosos ingresos que se derivan
de los altos precios, no están de sobra y que ellos no saben qué van a
hacer con “tanto dinero”, sino que van a ser utilizados por los
gobiernos de los países productores y exportadores de petróleo y las
empresas petroleras para instalar refinerías, actualizar y modernizar el
parque tecnológico, porque ellos alegan que cada vez es más pesado,
profundo y costoso extraer petróleo. Lo reiteró Vladimir Putin, ahora
Primer Ministro ruso, hace unos días, así como Chakib Jelil, Presidente
de la OPEP. Este último habló de una inversión programada de 150 mil
millones de dólares. Más aún, esos miles de millones de dólares están
siendo utilizados para enfrentar los efectos de los altos precios de los
alimentos, inversión en agricultura, inversión en infraestructuras y
mayor gasto social en sus países.
Y una última reflexión: ¿Tendrían esos capitales alguna razón para venir
ahora, aquí, a República Dominicana? La respuesta va acompañada de otras
preguntas: ¿Por qué no han venido antes? Cada vez que viaja fuera del
país, el Presidente de la República logra promesas de inversión, que no
se materializan después. Leonel Fernández promueve, seduce, atrae;
Hipólito Mejía viajó otro tanto, con los mismos resultados. ¿Qué no está
funcionando bien en República Dominicana, qué pasa que luego esos
capitales no terminan de venir a invertir? Habrá que ver y sentarse a
analizar.
Las propuestas presidenciales tienen el indudable mérito de darle
visibilidad a la República Dominicana y de activar a los funcionarios
del servicio exterior con una agenda precisa, pero en el mejor de los
casos posibles, no tendrían el impacto inmediato y urgente que requieren
otras políticas públicas como aquellas encaminadas a la cualificación
del gasto público, elevar la producción agropecuaria, industrial, de las
medianas y pequeñas empresas, así como de las micro empresas.
Para proteger una economía como la dominicana, pequeña, abierta, pobre,
expuesta y vulnerable, no petrolera, pero que tiene condiciones para ser
una potencia agrícola y turística, es preferible operar con la humildad,
disciplina, organización y cautela propia de un país que se sabe situado
no sólo en el trayecto de los huracanes y ciclones, de los desastres
naturales, sino también a la merced de las turbulencias económicas de
todo tipo.
No tendrá nunca fuerzas para impedir la crecida de precios y la
solidaridad internacional nunca será tan efectiva y oportuna como tener
medios propios y organización para evitar el desastre.
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