Opinión
     

 

EL SER Y LA NADA

Por: Milton Olivo
Lunes 16 de Marzo de 2009

El  SER humano es enemigo natural del engaño. Realmente nunca ha creído íntimamente el hombre en vana palabrería, en toda época ha descubierto instintivamente la falsedad y terminado odiando a los impostores.

Toda sociedad se basa en el culto al héroe y  por supuesto, cada individuo para crecer y evolucionar como ser humano en el mas alto sentido, es cuando  nuestro YO interno está enfocado en evolucionar, en SER mas sublime y heroico. Tratando de mejorar, de crecer y de  ser mejor cada día, -lo  otro, lo contrario- es la mediocridad, lo común, la simulación, la vulgar ambición.

El primer deber del ser humano es vencer el temor. Los actos de los seres humanos son serviles, hipócritas, sus pensamientos son falsos, pensamientos de esclavos, hasta que logran tener a raya el temor.

La búsqueda continua de cada época es hallar su gran hombre; un hombre sabio, bueno y leal. Con la sabiduría para discernir lo que la época requiere, valor para conducirla por buen camino, eso es lo que salva cada época. Y eso fue lo que significó Joaquín Balaguer, después de la Guerra patria del 1965 y la grosera invasión USA.    Su obra es tal –dice mi estimado amigo Don Guaroa Liranzo- que si una noche de estas, a alguien se le ocurriera pintarlas de rojo, el país amanecería pintado de colorao.

Las épocas de crisis, de descontrol, de degradación de los valores; son las épocas vulgares, atrapadas entre la incapacidad, la incredulidad que impotentes son incapaces de detener el desmoronamiento; crisis de servicios, desempleo masivo, delincuencia, endeudamiento, inseguridad.

Caída que solo  logra detener el rayo celeste que hace surgir la luz, y ese rayo celeste es  el gran hombre.    Y esa  búsqueda del gran hombre, es el origen del derecho divino, de las urnas electorales, de las diversas constituciones y de los golpes de estado.

¿Pero, cual es el gran hombre? El más sabio, el más noble, el más leal, el más valiente, el más comprometido con la verdad y la justicia. Al escribir esto, siento y pienso en el  presidente Hugo Chávez. ¡Que grande!

El hombre bueno, el hombre sincero, el hombre justo; que es el verdadero hombre, siente la superioridad al reverenciar a aquel que realmente lo supera. El corazón no abriga sentimiento más noble ni justo.

Los tiempos de incredulidad y desconfianza como los actuales. Son los tiempos previos a las revoluciones, son los tiempos en los  que observamos  es: decadencia, lastimosa podredumbre, y ruina moral. Es un confuso estado de lo que se desmorona y se desploma.

Seamos realistas; el baño de sangre se anuncia, las condiciones lo preceden. Del cúmulo de agravios sociales el resultado es la explosión; el estallido social.

Para evitarlo –que es nuestro deber- debemos cambiar, muy especialmente los dirigentes y autoridades. Como miembro de la gran familia dominicana, debemos reorientar nuestro pensar y nuestro actuar en base a principios; “decir la verdad siempre, practicar la NO violencia, Ser solidario sirviendo al prójimo, preocuparnos por tener lo necesario, no lo superfluo, ganarnos la vida con el trabajo, no temer a nada ni nadie. Y Practicar siempre, siempre, la Solidaridad, la Justicia y la Compasión.

Para eso es importante tener claro; “que la vida no es más que un fugaz intervalo de tiempo entre dos eternidades, que son el pasado y el futuro. Que somos seres eternos de paso en la tierra en estos pesados cuerpos físicos. Que debemos darle a esta corta existencia, en sentido heróico, trascendente, extraordinario, que nos permita volver al padre con honor, porque fuimos celosos guardianes y defensores de toda su creación”.

 

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