Opinión
     

 

EL BIPARTIDISMO: POSIBLE CAUTIVERIO DE LOS REYES Y SÚBDITOS DEL PRSC

Por: Andrés Brito
Viernes 20 de Febrero de 2009

Aseguro que es indescifrable todo lo que preconcibió el doctor Balaguer al momento de jugarse la carta azarosa del Frente Patriótico; pero puede darse como un hecho cierto, que jamás previó en ese ínterin penoso, que el izamiento de esa mano parvularia diese la señal para la carrera inquebrantable hacia el bipartidismo; el que a expensas de este soporte del equilibrio democrático (el PRSC.), ya es una figura tangible en la conciencia del pueblo dominicano, el Partido Reformista Social Cristiano, el que por su intervalo maldito de casi trece años: desde 1996 hasta el éxodo casi arrasado de 2008, hay que formularle tres preguntas que pretendan aludir su fragilísimo y fortuito devenir: ¿Quiénes son los enemigos del PRSC.? ¿De la reunificación? ¿Se retractará la desilusión?

Acaso son los presos de la avaricia, la intolerancia y la irresponsabilidad, los principales enemigos  del PRSC.? Claro que no; estos son los simples, mínimos e intrascendentes actores que merodean en su ambiente impactado y agredido; son los que se imponen coyuntural y momentáneamente; los que tienen por destino el sitial que procuran y se merecen.

Los verdaderos enemigos del PRSC. son aquellos depositarios de las confianza y esperanza de sus correligionarios y las  malbaratan; aquellos de principios gregarios; los que tocados por la mano del Divino Ángel para apartarlos de sus pares, dándoles el don de escribir sus nombres en la historia, cobarde y concientemente renuncian a ese privilegio divino, desechando el camino angosto, accidentado, pero de final seguro, por donde caminan los pocos y los que ven más allá de su presente:  camino que conduce a la gloria política; para escoger el umbrío y disoluto derrotero que  conduce al muladar de la historia política.  

Al respecto de la “reunificación”, el PRSC tiene dos vías: si aún somos capaces de poner de relieve la ultrajada dignidad que nos queda, pretendiendo a la institución de Partido Reformista por encima de sus actores, condicionando este acontecimiento al exclusivo  beneficio suyo, entonces sería idóneo y salutífero el paso.

Pero si obviamos descuidadamente el pasado y tumbamos coyunturalmente las diferencias, con el pretexto de muletillas,  ¡de enderezar el partido!, y de manera  escurridiza y procelosa  velar por los intereses  personales, entonces estaríamos en presencia del complot perfecto para emboscar y luego asesinar a este aval político que humanamente le ha dado tanto al  país.

Si se persiste en escupir al mérito, la lealtad y a la realidad del relevo generacional, no se retractará la desilusión. Si no se prohíja la democracia partidaria permitiendo a cada órgano jugar su rol independiente-entendiendo que no sólo la Comisión Política es el PRSC.-, no se retractará la desilusión. Si aún siguen desbocándose y prevaleciendo los intereses particulares, incidiendo con protagonismo gentes reñidas con el pueblo y que sólo pueden ver hasta el límite de su presente, no se retractará la desilusión.

Si los verdaderos enemigos del PRSC no deponen su actitud y prefieren seguir siendo el símbolo de la deshonra, no se retractará la desilusión. Si la “reunificación” no se conjuga como la verdad que le recupere el respeto perdido al PRSC como institución y, por el contrario, venga a terminar de impedirle el curso de su compromiso histórico, no se retractará la desilusión.

Y de no recular la desilusión, veremos con ira y pena a los que fueron reyes en el PRSC., prisioneros tirando el carro del cruel Tamerlán, el conquistador que en ocasiones solía deleitarse montado en un carro tirado por reyes cautivos, arrastrando la carga pesada del bipartidismo.

 

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