DE ABERRACION EN ABERRACION  

“Aquí no habrá un chele para ese aumento. Sólo se destinará el 25 por ciento que dice la ley para pago de personal”, es parte de lo que dijo—y muy bien dicho—el síndico José Montás, de San Cristóbal, como reacción al condenado aumento de las “dietas” de los regidores de aquel municipio.

Y es como ir de aberración en aberración. La primera: entender que primero se debe legislar en provecho propio, no de la ciudadanía.

La segunda: que la función pública se ha convertido en un botín electoral y que el reparto no puede ser más vulgar.

La tercera: que, más allá de la indignación del síndico Montás, no haya habido una respuesta institucional inmediata. Esto es, que ninguno de los partidos concernidos haya dicho esta boca es mía, de manera oficial, puesto que se trató de una componenda de los regidores de las tres organizaciones mayoritarias.

La cuarta: que las instituciones como el Congreso y las Salas Capitulares de los cabildos puedan utilizar a su antojo la representación que les otorgan los votantes como una patente de corso.

La quinta: que un regidor pretenda asignarse 155 mil pesos de “dieta” –que equivalen a un millón 869 mil pesos al año por regidor, que multiplicados por 16 regidores equivalen a 29 millones 760 mil pesos—en un municipio en que el presupuesto del cuerpo de bomberos, por ejemplo, es de apenas un millón y medio y muchos servidores no ganan ni cuatro mil pesos mensuales.

La sexta: que todos los servidores públicos que ganan más de veinte mil pesos paguen impuesto sobre la renta y los regidores, que ganan tres y cuatro veces más que eso, no paguen impuesto.

Y así podríamos ir de aberración en aberración hasta llegar al discurso de los principales líderes políticos de nuestro lar, carente de propuestas nuevas, frescas y prometedoras de una democracia más humana, solidaria y participativa, y menos vertical y excluyente y atiborrada de violencia verbal y abuso contra el sentido común.

Publicado con autorización expresa de los autores. www.perspectivaciudadana.com