CONSENSO GLOBAL, NO
CONQUISTA GLOBAL
Publicado el 25 de septiembre de 2007
Por Amy Goodman
Mientras los líderes mundiales
se reúnen esta semana para hablar ante la Asamblea General de las
Naciones Unidas, la negativa del presidente Bush a negociar dos asuntos
claves de nuestro tiempo, la guerra y el calentamiento global, ha sido
asombrosa. Y precisamente los medios no han ayudado en nada. Con el foco
de las noticias puesto en si la Universidad de Columbia debió invitar o
no a dar una conferencia al presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad, el
redoble de tambor del gobierno de Bush en pos de la guerra contra Irán
sigue sonando como si nada. Esperemos que esto no sea una repetición de
lo que ocurrió antes de la guerra con Irak.
El ex presidente de la Reserva
Federal Alan Greenspan escribe en su reciente biografía: “ Me entristece
que sea políticamente inconveniente reconocer lo que todo el mundo sabe:
la guerra de Irak fue fundamentalmente por el petróleo”. Le pedí que se
explicara: “Para mí está claro que si en Irak no hubiera habido recursos
petrolíferos, la evolución del conflicto en esa parte de Medio Oriente
hubiera sido diferente”.
Es un argumento obvio. Es una
pena que Alan Greenspan no hubiera estado dispuesto a admitir esto antes
de la invasión; cada palabra que él pronunciaba mientras estaba al
frente de la Reserva Federal influía en las personas que tienen poder de
decisión en el mundo, especialmente en las de su propio terreno, la Casa
Blanca.
Mientras Naomi Klein, autora de
The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism (La doctrina del
shock: el auge del capitalismo del desastre), escuchaba a Greenspan, le
hizo la siguiente puntualización: “Bajo la ley internacional [...] es
ilegal iniciar una guerra para obtener acceso a los recursos naturales
de otros países soberanos”.
Esto nos lleva nuevamente a
Irán, otro país rico en petróleo. Al igual que con Irak, el gobierno de
Bush no habla sobre el petróleo de Irán; en cambio, asegura que Irán
está desarrollando una bomba nuclear. ¿Les suena familiar? La respuesta
no es la guerra; es la diplomacia. A principios de esta semana hablé con
uno de los principales columnistas políticos de Israel, Akiva Eldar, que
trabaja para el periódico israelí Haaretz. Eldar se opone a un ataque
contra Irán:
“Medio Oriente va a estar
repleto de armas nucleares en poco tiempo. Creo que la solución debería
ser un acuerdo regional [...]. Medio Oriente, Israel incluido, debería
estar libre de armas nucleares. Creo que esto tiene que formar parte de
un acuerdo”.
La reunión en la ONU de los
líderes mundiales supone un momento ideal para esbozar acuerdos como el
que recomienda Eldar, al igual que es una oportunidad para afrontar la
otra crisis alimentada por el petróleo: el cambio climático.
En el frente del calentamiento
global, la apertura de la Asamblea General de la ONU durante esta semana
coincidió con una importante reunión sobre el cambio climático a la que
asistieron más de 80 líderes mundiales. El secretario general de la ONU
Ban Ki-moon dijo durante la inauguración del encuentro: “Tenemos el
futuro en nuestras manos. Juntos debemos asegurarnos de que nuestros
nietos no tengan que preguntarse por qué fuimos incapaces de hacer lo
correcto y dejamos que ellos sufrieran las consecuencias. Así que
enviemos una señal clara y colectiva a las personas de todo el mundo.
Hoy, hagan saber al mundo que están preparados para asumir esta
responsabilidad y que se enfrentarán con decisión a este reto”.
Yvo de Boer, un alto experto en
clima de la ONU, declaró: “Estados Unidos sigue siendo el mayor emisor
de gases de efecto invernadero del mundo. Por ese motivo y por muchos
otros la participación de Estados Unidos es esencial. Aún así Bush no
participó en el encuentro global. En su lugar, presidirá en Washington,
D.C. un encuentro exclusivo entre las “principales economías” -al que
sólo se podrá acudir con invitación- para discutir límites voluntarios a
las emisiones de gases de efecto invernadero. Simplemente esto no es
suficiente. Ban Ki-moon criticó el encuentro propuesto por Bush: “El
proceso sobre el cambio climático de la ONU es el foro indicado para
negociar las acciones mundiales”.
Uno de los líderes que vino a
participar de la Asamblea General de la ONU fue Evo Morales, el primer
presidente indígena de Bolivia. Mientras que EE. UU. rara vez dirige su
mirada hacia el Sur en busca de liderazgo, el ejemplo de Morales es
digno de consideración. Ha reestablecido las relaciones diplomáticas con
Irán. Aún con una increíble oposición interna, nacionalizó las
explotaciones de gas natural de Bolivia, transformando la estabilidad
económica del país y, curiosamente, enriqueciendo a las mismas élites
que inicialmente criticaron la decisión. (Comparen esto con la presión
que EE. UU. ejerce sobre el parlamento iraquí para que apruebe una ley
de petróleo que virtualmente entregaría el control del petróleo iraquí a
las principales empresas petroleras de EE. UU.). El presidente Morales
me dijo: “Ni la Madre Tierra ni la vida son mercancías. Por lo tanto,
estamos hablando de un cambio profundo de modelo y de sistema”.
Las crisis gemelas de la guerra
y el cambio climático, inexorablemente vinculadas por nuestra sed de
petróleo, necesitan una solución global concertada, una solución que no
sea obtenida a través de la diplomacia estilo cowboy. Estados Unidos
debe tener como objetivo el consenso global, no la conquista global;
antes de que sea demasiado tarde.
Fuente:
www.democracynow.org
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