CONFESIÓN DE GREENSPAN, DESPOJO
NEOLIBERAL
Por: Roberto Rodriguez
Marchena
Viernes 24 de Octubre de 2008
Primus inter pares gobernadores de bancos centrales
por mucho tiempo.
La admiración hacia Alan Greenspan, el presidente
de la Reserva Federal (Banco Central EEUU) por 18 años (1987-2006) era
uno de aquellos consensos. Icono, paradigma neoliberal de las políticas
monetarias, se le consideró “maestro infalible del sistema financiero”
(NYT.
Su libro “The Age of Turbulence: Adventures In A
New World”, publicado en septiembre de 2007, fue todo un éxito de
ventas. A tal punto que, en una de sus poquísimas comparecencias
públicas luego de abandonar la presidencia, Fidel Castro, aún
convaleciente, se mostró ante las cámaras de televisión con el libro de
Greenspan en las manos apenas publicado, insinuando así la actualidad y
trascendencia del gurú de la política monetaria norteamericana.
“El Greenspan dominicano” fue Héctor Valdez Albizu,
gobernador del Banco Central de la República Dominicana, para los
sorprendidos analistas económicos y comentaristas radiales y
televisivos, fascinados por su habilidad para devolver valor al peso,
estabilidad cambiaria y controlar la inflación luego de la desastrosa
gestión perredeísta 2000-04.
Sin embargo, después de lo que confesara hoy el
señor Greenspan ante el Congreso norteamericano, en lo adelante ya no
será elogio, sino imputación de peligro público.
Enfrentado a una creciente crítica que lo señala
como responsable del desastre al que condujeron la economía
norteamericana los gobiernos demócratas (Clinton), pero sobre todo
republicanos (Reagan y los Bush, padre e hijo, a quienes sirvió,
Greenspan admitió “haberse equivocado presumiendo que los intereses
propios de las organizaciones, específicamente los bancos, eran quienes
mejor podían proteger a sus accionistas y el patrimonio de sus
empresas”, sin supervisión estatal.
En su inglés culto y pausado característico,
Greenspan dijo estar en sumido en un “estado de shock de descreimiento
(shocked disbelief) por la incompetencia de los bancos de
autoregularse”. Sobre la ideología de libre mercado reconoció haber
encontrado “fallas”, que no sabe que tan profundas y duraderas podrían
ser, pero que le han provocado un gran estrés.
En el interrogatorio que duró cerca de cuatro horas
y en el que además fueron cuestionados los señores Christopher Cox,
presidente de la Securities and Exchange Commission y John W. Snow,
secretario del Tesoro en los primeros años de gobierno de George W.
Bush, varios congresistas se preguntaron si no debería haber castigo,
cárcel dijo uno, para aquellos que causaron tanto daño, que hicieron
perder cientos de miles de empleos y miles de millones de dólares de los
ahorros, fondos de retiro, e inversiones de familias, jubilados y
pensionados.
“No es lo ideal”, respondió Cox.
La ira pública, manifiesta en las calles, lugares
de trabajo y comercios, llega al Congreso norteamericano.
La era de la desfachatez y la insolidaridad
comienza a cerrarse. Siga atento (a). Le mantendremos informado (a).
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