CAMBIEMOS LA IMAGEN DE LA
CÁMARA DE CUENTAS
Por:
Lic. César Fragoso*
Jueves 10 de Julio del 2008
La Cámara de Cuentas de la
República Dominicana, Institución que acaba de pasar por la difícil
situación de la renuncia y/o cancelación de todos los miembros del Pleno
Directivo de la misma, debe ser cambiada de imagen.
Tanto los funcionarios cuyas
gestiones deben ser auditadas, como los ciudadanos en general, ven esta
entidad como el policía que busca la realización de un acto doloso para
someter a la justicia al delincuente que lo realiza.
Si bien es cierto que la
función principal de la Cámara de Cuentas es precisamente el examen de
las cuentas generales y particulares de la República, mediante
auditorias, estudios e investigaciones especiales para informar a
quienes sea de rigor, conforme a las normas constitucionales, sobre el
uso adecuado de las mismas, no menos cierto es que ese trabajo no tiene
que ser necesariamente visto como actualmente se percibe.
La Cámara de cuentas debería
ser convertida en una institución asesora de los organismos que audita,
de forma tal que su trabajo sea también de prevención y no solo de
verificación.
El nuevo Pleno, que dicho sea
de paso, debería estar constituido por una mayoría absoluta de
Contadores Públicos Autorizados, podría iniciar una serie de
entrenamientos a todo el personal de los organismos del Estado que
reciben y usan los recursos del mismo, a fin de que estos tengan plena
conciencia de la manera correcta en que se debe utilizar el dinero que
reciben y hacer los registros contables de lugar.
Con una efectiva labor de
medicina preventiva, en lugar de curativa, la Cámara de Cuentas se
convertiría en una institución bien recibida por todos; su trabajo sería
mucho más fácil de realizar y, lo más importante, se le perdería el
miedo a la misma, evitando así los casos de instituciones cuyos
directivos no quisieran ver nunca a los auditores y otros que hasta han
impedido que se les audite.
Otro elemento a tomar muy en
cuenta en lo relativo al cambio de imagen, es el que se refiere a la
cantidad de Contadores Públicos Autorizados que deben ser parte del
Pleno.
Si la función de la Cámara de
cuentas es auditar, es lógico que su Pleno esté conformado en su mayoría
por los profesionales que legalmente están facultados para realizar esa
gestión y quienes pueden hacer un mejor papel en el trabajo que
desempeña la entidad que nos ocupa.
Es el Contador el profesional
que está preparado para enseñar y verificar la forma en que se debe
hacer correctamente el uso de los recursos manejados por los usuarios
del dinero, en este caso, por los organismos del Estado.
Cuando en una empresa o
institución cualquiera, se cumple con los Principios de Contabilidad
Generalmente Aceptados y los registros contables se hacen adecuadamente,
la realización de las auditorias se convierte en una simple verificación
de la correcta aplicación de los mismos y el informe final del auditor,
conforme a las Normas de Auditoria Generalmente Aceptadas, normalmente
es emitido sin ninguna salvedad.
Ese informe final, “sin
salvedad”, es el que debe perseguirse en todas las instituciones
auditadas por la Cámara de Cuentas. Para lograrlo, debemos iniciar por
tener a profesionales de la contabilidad haciendo los registros de lugar
en las Instituciones Estatales.
Es el contador el que está
preparado para hacer un efectivo trabajo de acuerdo con la ley y los
Principios de Contabilidad y, por lo tanto, es por ahí por donde debemos
empezar a quitarle el miedo que se le tiene a la Cámara de Cuentas.
Con una efectiva labor de
prevención en lo que sería la realización de registros contables
adecuados, sería muy fácil para los auditores de la CC verificar el uso
de los recursos y habría una mayor aceptación del trabajo de la misma,
entre aquellos que tienen que ser auditados.
*El Autor
es Contador Público Autorizado
y Ex-Presidente
del Instituto de Contadores Públicos Autorizados
De la República Dominicana.
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