Opinión

 

A 30 AÑOS DE TÚ PARTIDA

Por: Leonel Cid
Miércoles 04 de Marzo de 2009

Quisiera de una manera sencilla hacer homenaje a un ser  extraordinario. El 5 de marzo del año 1979 se apagó para siempre una luz que iluminó la vida de muchas personas.

Ese día partió hacia la eternidad Ramón Antonio Cid Marmolejos (Monchy), dotado de un talento extraordinario, excelente amigo, pero mucho mejor hermano, sensible como nadie con los casos humanos y un gran espíritu de servicios especialmente con los necesitados.

Al fallecer nuestro padre se convirtió en columna del progreso familiar, tomó desiciones importantes aunque no pudo completar sus proyectos porque la muerte lo sorprendió.

Ese carisma que lo convirtió en líder indiscuble por donde quiera que pasara. Monchy era amigo de todo el mundo sin distinción de clase y esto lo manifestó el pueblo con la asistencia a su sepelio de cientos de personas, siendo este entierro uno de lo más grande que hemos visto hasta ahora. Desde la funeraria hasta la iglesia vimos un mar de gente que recorrió las calles 12 de julio, Jhon F. Kennedy y Margarita Mears, las cuales, además, estuvieron repletas de vehículos, representaciones de estudiantes delas escuelas, colegios y empresas. Su amada Puerto Plata cerró sus puertas porque el pueblo se desbordó al cementerio, entre lamento y rabia por su partida.

En el campo Santo, nuestro inmenso amigo y líder estudiantil, Freddy Félix (EPD), porque luego falleció en un accidente de tránsito,  nos pidió que le permitiéramos leer el panegírico a Monchy a nombre de la Asociación de Estudiantes Universitarios Puertoplateños. Recuerdo que al empezar estalló en llantos y no pudo ni siquiera articular palabras, por lo que tuve que buscar entre  la multitud  y seleccionamos al  fenecido doctor Luís Eugenio Señor, para que diera las gracias a nombre de nuestra familia a los presentes.  De inmediato empezó con estas palabras. Lo conocí desde siempre y se nos ha ido de las manos una persona transparente, se nos ha ido de las manos una flor blanca, blanca, blanca…. y también se derramó en lágrimas y no pudo seguir.

Su desaparición física pudo suceder antes en las elecciones del 1978, fue presidente de una mesa en Sosua, al terminar de contar los votos, llega un jeep lleno de militares y dice el comandante que firmen una acta que traen  porque esa es la que tiene validez, y Monchy dueño de un coraje que vamos perdiendo, por su sangre corría el sentido del honor, un linaje de valor increíble, capaz de exponer su vida a cambio de no aceptar que se cometiera un fraude. Fue empujado hacia el vehiculo, se marcharon doblaron frente a la estación de gasolina de Montellano, por la carretera de Boca Nueva, a la  vez doblaron por un carril a esperar la orden de un tal Dominicano, para tomar la decisión de que hacer con él, vivió momentos terribles, había un guardia loco por fusilarlo, al grado de tener un fuerte altercado con el sargento que estaba al frente  para que no cometiera la acción. Pues decía que para que perder el tiempo, que ese comunista había que matarlo,  esa escena se repitió varias veces,  en ese lugar duraron varias horas, fue la última mesa que llegó al centro de cómputo, pasado las 10:00 de la noche.

Además eso trajo terribles consecuencias, se tuvo que mover las relaciones, porque le estaban haciendo un expediente de peligroso comunista, que  para esa época significaba lo mismo que decir pena de muerte.

Con su partida mi vida cambió totalmente. Pues de vivir en santo Domingo regrese a Puerto plata, pues me puse al frente de los bienes de las familias y en una combinación de parte nuestra con apoyo de personas que de estar en mis manos la pongo en un altar   (porque le agradezco externamente) se me acercaron y dijeron eche pa lante y cuente con nuestro apoyo. Las cosas funcionaron muy bién, tratamos de continuar lo que Monchy empezó.

Mientras todas esas cosas sucedían tuve que enfrentar momentos difíciles, el pueblo no acepta su partida y en un sin numero de ocasiones al  llegar  a lugares de diversión sentía un silencio sepulcral y un rechazo hacia mi persona, como quién dice está celebrando la partida de tú hermano.

En un momento vino desde Santo Domingo, su gran amigo Danilo Castillo y me dice necesito hablar contigo, porque se que te esta explotando por dentro, quiero que te desahogue,  no prive en héroe que te está haciendo daño, respondo como lo sabes?.

Comentó, te conozco más de lo que te imaginas y te aseguro que tu hermano no se fue satisfecho, porque quería verte realizado, ustedes se admiran y respetan mutuamente. Pero a él le llamaba la atención que ustedes que se llevan también, que todo lo compartían tenían mucha comunicación en cambio  tú no  molesta a nadie, ni siquiera a él era capaz de manifestarle que necesitaba algo.

Comento bueno- todo viene porque el quería que cambiara de universidad, de la UASD A LA MADRE Y MAESTRA en cambio  le pedí que con sus relaciones me ayudara a conseguir una beca para estudiar fuera del país, porque no quería ser mas carga para él, que consideraba que con  llevar el peso de toda la familia era suficiente, me comentó que habían vienes que dejó nuestro padre, respondiéndole que se lo repartieran ellos  que con ser profesional para mi era suficiente. Ese encuentro me llenó de fortaleza. 

Se despidió diciéndome, mantente firme y sobre todo prudencia y recuerda tu madre no resiste otro golpe de esta naturaleza. También nuestra hermana Dilcia partió hacia el mas allá, independientemente de la pena por su partida, viví un cuadro muy triste, porque creí que había  condicionado a mis hijos ya que su partida era inminente, una terrible enfermedad la consumía, en la puerta de la funeraria  los tres  abrazado se tiraron al suelo y duraron horas entre sollozos y no había forme de hacerlo cambiar de actitud. Que forma de demostrarle  a su tía cuanto la querían.

Por medio del trabajo, tenia que viajar continuamente solo el silencio fue testigo de nuestras comunicaciones, aproveché al máximo la soledad para sacar espacio para nosotros. Siempre que llega esta fecha está en mis planes escribir esta carta, y mientras pienso lo que escribo una lagrima identificadora de mi afecto, admiración y respecto hacia tú persona que sigue inalterable aunque hacen 30 años de tú partida.

 

Espero que el altísimo te conceda el descanso eterno.

                                            Tú hermano

Leonel Cid

                                                                                        

 

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