APROVECHAR EL SOL Y EL VIENTO
Con tan abundante sol y de calidad en nuestro país, ¿por qué no lo
aprovechamos para generar energía eléctrica como sucede en España,
Argelia, Marruecos, Alemania y Estados Unidos?
Los señores funcionarios del gobierno se lamentan constantemente de la
dependencia de la República Dominicana del petróleo extranjero, celebran
la generosidad del presidente venezolano, pero que se sepa no hay una
política pública en marcha para facilitar y atraer inversiones para
aprovechar la gratuita, abundante y vigorosa energía solar dominicana.
Calles, avenidas y parques en las ciudades dominicanas padecen oscuridad
o altas facturas de las compañías eléctricas. La oscuridad favorece la
delincuencia, se dice y es verdad. Un país que acoge 4 millones de
turistas al año y que pretendemos duplicar y triplicar en pocos años.
Cada cierto tiempo, cuando se retrasa un buque cargado de combustibles o
una planta generadora apaga por mantenimiento o hay dificultades en las
finanzas públicas para honrar facturas vencidas con las distribuidoras o
generadoras, los gobiernos, nacional y locales, imponen planes de
austeridad que deterioran las condiciones de trabajo y de vida de los
empleados públicos y privados, por la suspensión del uso de
acondicionadores de aire y menor iluminación.
Escuelas y hospitales públicos dominicanos están a la merced de apagones
o de plantas eléctricas de emergencia, con frecuencia apagadas por sobre
uso o falta de combustible.
Vivimos una cotidianidad precaria y escasa sin necesidad, con sol “de
sobra”, que “se desperdicia” y no se usa.
Los españoles son unos fenómenos en el aprovechamiento del sol. Han
logrado avances tecnológicos extraordinarios, al punto que la mayor
planta solar del mundo que se construye en Arizona de 280 megavatios es
obra de la andaluza Abengoa Solar, que también ha instalado plantas en
Argelia y Marruecos. En Nevada, también otra española, Acciona, instaló
60 megavatios.
Hace poco ingenieros españoles lograron poner a punto lozas para
aprovechar la energía solar. Estas lozas recubrirían las fachadas de los
edificios generando energía eléctrica para su consumo.
Hospitales y escuelas en España se abastecen de la energía solar, sobre
todo en las comunidades autónomas con más sol, como Andalucía,
Extremadura y Murcia. En esta última, en Jumilla, fue inaugurada
recientemente la mayor planta de energía solar fotovoltaica de Europa.
Pero con el viento ocurre otro tanto en España.
Ingenieros navarros han desarrollado molinos de viento sin cojinetes que
reducen la fricción y por tanto hay mayor aprovechamiento del viento. La
semana pasada, la producción de electricidad aerogenerada alcanzó los
209,480 megavatios/hora, lo que representó el 24% de la demanda total de
energía eléctrica de España. Una proeza: ¡El viento llegó a suplir la
cuarta parte de todo el consumo de energía eléctrica de España!
Lo que sucede es que en España hay un esfuerzo público, hay una política
pública de aprovechar, de no desperdiciar su riqueza energética en sol y
viento y de reducir su dependencia del petróleo extranjero, además
contaminante.
Galicia, que no tiene tanto sol como Andalucía, pero tiene mucho viento,
tiene instalados 3,200 megavatios y en 2013 tendrá 6,500 megavatios con
lo que la energía eólica suplirá el 95% del consumo en electricidad de
toda Galicia.
Los embajadores dominicanos en España, Alemania, Dinamarca, Holanda,
Estados Unidos pudieran ayudar mucho ofertando nuestros sol y viento
para inversiones y con grandes beneficios, pues no le quepa duda de que
las energías solar y eólica son un gran y formidable negocio para
cualquier inversionista.
El presidente de la República, en su deber de proteger la riqueza
nacional, debería encarar a los funcionarios que ha designado
(secretarios y embajadores) para que, en lo adelante, no se pierda un
rayo de sol, ni un soplo de viento más. Poner metas anuales para
instalación de megavatios aerogenerados y solar y darle seguimiento
mensual personalmente.
De lo contrario, seguiremos pensando que el sol es para ir a la playa y
la brisa para coger fresco debajo de una mata.
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