APRENDER LA LECCIÓN
Por: Roberto
Rodríguez-Marchena
Martes 06 de Octubre de
2009
“Partes de la reforma constitucional aprobadas
hasta ahora, merced, dicho sea de paso, a un acuerdo de dos partidos que
suplanta consensos y consultas más amplias, son caldo de cultivo para
justificado descontento, inclusive entre asambleístas que sienten
usurpada su autonomía. (…) El país aspiraba y merecía una Constitución
que ampliara derechos en vez de recortarlos, y ese fue el sentir
expresado en las consultas previas al sometimiento del proyecto. Quizás
todo este acontecer explique las motivaciones del afán para que la
reforma se hiciera por Asamblea Revisora, no por Constituyente. El
descontento se justifica y animará, alguna vez, a emprender nuevas
reformas.” Dos párrafos del editorial del diario Hoy del 3 de octubre de
2009 titulado
Descontento justificado.
No sé si somos más –por avasallante no me gusta por
la expresión-, lo que sí he comprobado es que somos muchos los
descontentos, ciudadanos, familias y negocios, no sólo con las
modificaciones introducidas a la Constitución, sino también con las
políticas públicas y el desempeño legislativo y municipal. Como siempre,
excepciones las habrá. Y digo: por fortuna, las hay.
Líderes, congresistas, funcionarios, gobierno y
oposición, nos han decepcionado, se dirá. Cierto. "Nos han sorprendido",
es verdad, pero menos. "Lo ocurrido era inevitable", falso. "Nadie podía
imaginarse semejante despropósito", peor aún. Ese fue el error.
Quienes impusieron y siguen imponiendo su punto de
vista sobre el deseo, urgencias y necesidades de los muchos negocios y
familias han tenido éxito, no sólo por sus habilidades y empeño, sino
también porque los descontentos lo hemos permitido, por falta de
previsión e información, pasividad, desconfianza, temor y dispersión de
voluntades.
Lo que me recuerda la conocida anécdota de Franklin
Delano Roosevelt y los sindicalistas. Una vez reunido el presidente
norteamericano con sindicalistas que le exigían demandas muy concretas
para crear empleos, ir en auxilio de millones de familias sin techo y
sin atención en salud, les dijo: “Estoy totalmente de acuerdo con sus
demandas; lo único que les pido es que salgan a las calles para
obligarme a concedérselas.”
En el PLD acaban de dar el pistoletazo para escoger
sus candidatos a cargos congresionales y municipales a las elecciones de
2010; el PRD lo hará pronto.
Los ciudadanos, familias y negocios, tenemos una
formidable oportunidad por delante para hacer acopio de todas nuestras
voluntades y convicciones y hacerles algunas preguntas y
puntualizaciones a aquellos y aquellas que pretenden quedarse o llegar,
antes de ir a votar.
Ahora que vendrán a cortejarnos, habrá que hacerles
saber a los aspirantes, del descontento y enojo ciudadano con el
decepcionante desempeño municipal y congresional en general y, en
particular, cuando el caso lo amerite; no hacerlo podrían interpretarlo
como un estímulo para que en los próximos seis años se comporten peor
aún.
Eso debemos y podemos evitarlo.
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