AHORA, ¿CUÁL ES EL PLAN?
Por: Roberto Rodriguez
Marchena
Martes 11 de Noviembre de 2008
En todo el mundo se habla y debate sobre medidas
para afrontar la nueva situación social y productiva creada por el
decrecimiento o recesión de la economía global y de varias economías en
particular. En muchos países ya se tomaron medidas urgentes,
“estimulantes fuertes”, para curar el tejido social y productivo y se
habla de una “segunda generación “de medidas de carácter cautelar ante
lo que se entiende será un 2009 más difícil aún.
Aquí, en República Dominicana, ha sido diferente,
pues el presidente de la República parece no haber avistado grandes
peligros, al declarar, primero, que no veía cómo afectaría al país (en
su conversación con los señores de The Economist) y más tarde, que “lo
peor (de la crisis) había pasado”, luego del pronunciado descenso de los
precios del petróleo y de los cereales. Aunque reconoció que podría
haber una sequía en el financiamiento a proyectos.
El propósito presidencial con estos comentarios
consistió en transmitir la idea de que la crisis financiera era un
fenómeno externo a la República Dominicana y quizás ajeno a la banca y
empresas dominicanas, que los altos precios del petróleo y de los
cereales existentes entonces eran el resultado del capitalismo de casino
y que la población entendiera que su deber como jefe de Estado y de
Gobierno era denunciar estas agresiones especulativas, combatirlas en
foros internacionales y en el Congreso norteamericano y solicitar la
creación de un fondo global de solidaridad que protegiera las economías
emergentes en apuros.
Sin embargo, desde mucho antes de la primera
declaración del presidente de la República, tan pronto pasaron las
elecciones, el Gobernador del Banco Central, con el poder monetario a su
alcance, ha venido tomando las medidas anticrisis que ha estimado
convenientes y que han sido recibidas con beneplácito por economistas
opositores e independientes.
En público, el Gobernador del Banco Central no
contraría la visión presidencial, pero en los hechos –conocedor de la
situación de las finanzas públicas internas impactadas por el enorme
gasto en petróleo y del primer semestre, así como de la situación
externa- tomó medidas drásticas como el alza de las tasas de interés y
otras, anunciadas como transitorias.
Recientemente el superintendente de Bancos explicó
con mucha elocuencia y razón, que la situación que vive la economía
global no impacta igual a todas las economías, unas productoras de
petróleo, otras de cereales, que no es el caso de República Dominicana,
pero que llegará el momento en que bajarán las tasas de interés pues
podría perjudicar la economía real, familias y negocios.
Desde una apreciación conservadora, el presidente
dominicano estima que “todo marcha”, que el país no podría ir mejor (aún
quisiera) y que no hay mayores urgencias ni anormalidades estructurales,
permanentes, anteriores a las crisis financiera, energética y
alimentaria, que puedan ser atendidas con nuevas políticas desde su
gobierno. Lo que podría faltar sería financiamiento, parece haber
concluido, y como la propuesta del Fondo Global de Solidaridad no
prosperó, sus esfuerzos están encaminados a interesar fortunas
extranjeras.
El Banco Central anunció que los precios de bienes
y servicios bajaron en octubre (-1.05%), situando la inflación en los
diez primeros meses del año en 9.60%, muy por debajo de lo que se temía
a esta fecha. Los precios de los combustibles al consumidor tienen en
esta semana los niveles de noviembre de 2007. No se vislumbran
significativos aumentos dada la situación de recesión de la economía
global. Lo mismo podría decirse de los cereales. Esas amenazas que
preocupaban al presidente de la República desaparecieron.
De las remesas se dice que han bajado su ritmo de
crecimiento, pero no han decrecido.
Del turismo, que creció 2.2% a septiembre y que los
rusos están fascinados con Dominicana. 7,000 millones de dólares fueron
aprobados en proyectos de inversión informó el secretario de Turismo;
dice además que el Sur, Bahía de las Águilas incluida, con la no
objeción del secretario de Medio Ambiente, va a ser finalmente
aprovechado para disfrute de turistas e inversionistas.
Muy buenas noticias.
Ahora, dando por despejadas esas inquietudes, ¿cuál
es el plan que tiene el gobierno para conjurar el déficit y el alto
costo de la energía eléctrica, para crear más y mejores empleos, para
mejorar la protección en salud, para apoyar el esfuerzo productivo y
exportador de los empresarios agropecuarios, para proteger y estimular
las micro, pequeñas y medianas empresas, para evitar el desplome de las
construcciones, para aligerar la carga de las hipotecas para familias y
negocios y garantizar la seguridad ciudadana?
Debatir y armar ese plan, comenzar a aplicarlo,
debe merecer la mayor atención del gobierno, de los políticos y
organizaciones de la sociedad civil.
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