AGOSTO: UN MES MUY DURO PARA LAS FAMILIAS DOMINICANAS
Por: Roberto
Rodríguez-Marchena
Miércoles 05 de Agosto de
2009
Duro, el mes de agosto. La vuelta a clases de los
hijos reclama un gasto superior a los ingresos mensuales de muchas
familias dominicanas. Lo es porque, en busca de enseñaza de calidad y
por tanto de la oportunidad futura de buenos empleos y mejores ingresos
para sus hijos, la educación pública es resignación, la privada,
ilusión.
Para las familias europeas y norteamericanas –ahora
menos por el desempleo y el desplome de los ingresos, el mes traumático
es septiembre, al regresar de las vacaciones, al punto de que muchas
parejas se separan/divorcian. Las dominicanas lo padecen un mes antes y
sin vacaciones.
En el caso europeo y norteamericano podría decirse
que es el reencuentro con la rutina del empleo, del hogar y de la
ciudad. Para las dos terceras partes de las familias dominicanas es otro
desencuentro más dentro del rosario de calamidades o inseguridades
cotidianas, precarias y caras, como la comida, la salud, la energía
eléctrica, el agua, el transporte. Y no digo más para no pecar de necio.
La alegría de enviar a los hijos a la escuela, de
disfrutar verlos aprender, en lugar de una recompensa existencial, se
constituye todos los años y mientras dura su escolaridad, en un
verdadero tormento. No disponer del dinero para pagar la educación de
los hijos es una angustia que alimenta la sensación de fracaso de los
padres y de la pareja. Ni siquiera la cena de navidad y los regalos de
reyes, momentos emblemáticos, son tan demandantes como el inicio del año
escolar.
Obligadas a endeudarse para cubrir la inscripción,
la mensualidad adelantada y comprar los libros y otros útiles escolares,
uniforme escolar y deportivo, dos hijos pueden significar para estas
familias –las dos terceras partes de las familias dominicanas- que
ingresan promedio 10,000 pesos o menos al mes, tener que buscar entre 15
y 20 mil pesos, para mayor desgracia, a un usurero de barrio.
Los empresarios piden más inversión en educación
porque requieren obreros y empleados mejor preparados. El gobierno
responde diciendo que con una presión tributaria de 13% no puede
invertir el 4% que manda la ley de Educación. Los empresarios alegan que
no dan un centavo más en impuestos porque el gobierno es un malgastador
impenitente. Y ahí se queda el asunto.
Habrá que ver que se piensa y hace, porque la
sociedad dominicana no puede seguir apostando, por más tiempo, a que la
educación de sus ciudadanos la financien las familias de clase media y
pobres.
Su comentario sobre esta
opinión |
Evite los insultos, palabras soeces,
vulgaridades o groseras simplificaciones |
|
|
|
|