LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA  “NO”

20 de febrero de 2006

 

Si las madres y padres de familia no fueran tan permisivos, no existirían tantas desgracias.  La importancia de la educación en el seno familiar se acentúa en estos tiempos de crisis. Hay que saber decir NO de vez en cuando, hay que supervisar, hay que escudriñar, inmiscuirse en todo lo que el muchacho esté haciendo,  aunque no quiera.  

Hay que aprender a decir NO. A educar con valores y respeto por el otro. Es mejor aguantar por ver sufrir a un hijo ahora, que tener que soportar la amargura de verlo fracasado por no haberle puesto freno a su debido tiempo.  

Nunca nadie se ha muerto porque le digan que NO.  Esto es un llamado a esos padres permisivos que tarde o temprano pagan con lágrimas sus complacencias al ver a sus hijos desechos, víctimas de las propias debilidades,  creadas a fuerza de dejar pasar.  

Hay padres que se ufanan cuando dicen que quieren para sus hijos lo que ellos no tuvieron, que los quieren ver sin carencias. ¡¡Craso error!!  La carencia fortalece la firmeza, fomenta el esfuerzo individual, tan necesario para afrontar los rigores de la vida.  La privación de las pequeñas cosas va forjando en el individuo el sentido del valor de las cosas.   

Con padres más conscientes y menos permisivos es muy seguro que habrá menos drogas, menos accidentes, menor cantidad de adolescentes embarazadas y más hombres y mujeres realizados en la vida.  Nuestros problemas actuales son el fruto de la amalgama entre la educación familiar deficiente  y la calle.