DISCURSO DE LEONEL

 

28 de febrero de 2007

 

Agrada escuchar a nuestro Presidente cuando pronuncia su discurso. Agrada sobremanera, la forma como estructura las ideas, su pronunciación casi matemáticamente perfecta sin recovecos ni ángulos dispersos. Agrada siempre escuchar la alocución sustanciosa, bien estructurada. No hay palabras rebuscadas. Entenderlo es fácil.  

Lo que no se entiende muchas veces es el divorcio que hay entre palabras bonitas y la cruda realidad por la que está pasando la mayoría de los dominicanos. No se entiende cómo puede haber un alejamiento tan extenso entre la estabilidad macroeconómica y la microeconómica. Entre el crecimiento y la pobreza extrema.  

Cómo los pobres y la clase media sufren los rigores de una realidad cruda que se hace cada vez más oscura. La clase media desaparece mientras los barrios se llenan de gentes sin trabajo, viviendo miserablemente y sin un ápice de dignidad.   

Muy bonito el discurso, pero como dijera otro político en días pasados:   lo que necesitamos es un país que sea bueno para todos, no sólo para unos pocos.  

Esas palabras dichas por uno de los más prominentes miembros del partido en el poder debería mover a una reflexión profunda.