SILENCIO
TRANQUILIDAD REINÓ CALLES PUERTO PLATA EN VIERNES SANTO
Por:
Aridio Perdomo
Viernes 10 de Abril de 2009
La calma se apoderó este Viernes Santo de
las bulliciosas calles de esta ciudad, atosigadas normalmente
durante los siete días de cada semana del trajinar de los
motoconchos, la música estridente de cualquier vehículo y el
tumulto de las personas que se desplazan de un lugar a otro en
Puerto Plata.
El silencio fue prácticamente total porque
apenas circulaban desde las primeras horas unos cuantos
vehículos, esporádicos motoconchos, mientras el grueso de las
familias especialmente las que residen en los barrios se fueron
a las playas y ríos a descansar y a tomar un baño en esta Semana
Mayor.
Por la tranquilidad que se vivió este
viernes es posible que se pueda comparar la bucólica Puerto
Plata, adaptada ahora a otro estilo de vida, al ruido estridente
de los vehículos y el jolgorio de sus habitantes, aquel pueblo
que en la década de los años 50, 60 y parte de los 70 apenas
veían sus moradores transitar por sus escasas vías a uno que
otros vehículos pero no así la gran cantidad de motores que
pululan en los diferentes sectores.
Mientras tanto, fue notoria la presencia
militar policial en toda la ciudad, especialmente en las
avenidas de accesos a balnearios, con el propósito de evitar
hechos delictivos y para ofrecer orientaciones a los
vacacionistas que llegados de otros pueblos del Cibao llegaron
bien temprano para bañarse en playas y ríos de esta zona costera
atlántica.
Las distintas playas del litoral costero
marino en lo que respecta a Puerto Plata, especialmente Playa
Dorada, Marapicá, Long Beach, Costatlántica y Acapulco, se
vieron abarrotadas de bañistas mientras que los laterales de la
avenida de circunvalación Norte (malecón) sirvieron de
esparcimiento corporal a otros tantos que buscaron la sombra
para jugar dominó, ajedrez, compartir con la familia y conversar
con amigos y relacionados.
Igualmente, desde las primeras horas los
templos e iglesias, cristianos y católicos, se abarrotaron de
feligreses los cuales fueron a escuchar la palabra de Dios, unos
y otros, a participar del sermón de la Siete Palabras que en la
ocasión son pronunciadas por diferentes personas en los
encuentros de la feligresía apostólica romana.
La ciudad prácticamente lucía un cementerio
porque no se vio el gran movimiento vehicular, de motores y de
personas como sucede cada día de semana, lo que provocó en
muchos la nostalgia del ayer que se fue para dar paso a un
presente que aún con su modernismo no se puede comparar con lo
que fuimos cuando prácticamente éramos una aldea de la República
Dominicana.
Las calles estaban estaban completamente
desoladas.
La sombra para jugar dominó, ajedrez,
compartir con la familia y
conversar con amigos y relacionados.
Los vacacionistas disfrutando en playas de
esta zona costera atlántica.
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