LA CORRUPCIÓN (I/
DE MUCHOS)
12 de febrero de 2007
Mi amigo tiene un colmado.
Su comida debe estar a la mesa a las doce en punto. El se
retira, come, se recuesta y se levanta a las dos en punto.
Mientras tanto, su esposa atiende el negocio. Tiene una hija que
está en la universidad estudiando mercadeo, atiende el negocio
los sábados por la tarde. A la esposa le gusta jugar números.
Justo al lado del colmado hay una banca. La esposa juega
quinientos diarios y, de vez en cuando, mil. La hija, cuando
atiende el colmado, toma dinero para comprar sus prendas de
moda, sus maquillajes, sus antojos. Mi amigo no sabe que su
pequeño colmado da para tanto. Se esfuerza para pagar las
facturas a treinta días. Mes tras mes, mi amigo se da cuenta de
que los tramos de su negocio están mas vacíos, sus cuentas por
pagar más altas y el dinero en caja y en el banco más bajo. No
tiene una explicación. No sabe lo que está sucediendo.
Dice él que está vendiendo
lo suficiente porque sus clientes son muchos más que hace años,
pero nota que el negocio no crece. Hace un análisis y no
encuentra explicación. No desconfía de su esposa, menos de su
hija. Lo malo es que no tiene controles.
Eso pasa con mi país. No
hay dinero en el mundo que pueda satisfacer el latrocinio, no
hay dinero suficiente cuando no hay controles. Si no se castiga
la corrupción, si los políticos ladrones andan exhibiendo sus
teneres como trofeos y nadie dice nada, entonces no hay dinero
que sea suficiente.
Si nuestro poder judicial
sólo juzga a los sin camisas y no castiga con dureza los actos
de corrupción, no hay dinero que sea suficiente. Seguiremos
pagando más impuestos, seguirán las reformas impositivas,
seguiremos pidiendo prestado en euros o dólares, seguiremos
siendo cada día más pobres. Es como una componenda entre
cuellos blancos. Hoy robas tú, mañana me toca a mí. Y cada día
hay más pobres, cada día la clase media debe endeudarse para
pagar colegios caros, seguridad, agua limpia, energía cara,
gasolina por las nubes, impuestos hasta para hacer un salcocho.
Y mucha gente pasando hambre.
Si un país no castiga la
corrupción, no hay futuro. De, no sabemos cuantos expedientes de
corrupción de los cuatrenios 1996-2000 y 2000-2004, no hay nadie
preso. Es como decir roba ahora que yo robaré después y quiero
impunidad. No ha dinero en el mundo que sea suficiente cuando no
hay controles y cuando la corrupción no se castiga.
¿Quién de nosotros no
conoce de cerca, muy de cerca, personas con grandes propiedades
y mucho dinero que lo han conseguido en cuatro años? Ciudadanos
que viven del cuento, que no trabajan, ladrones de cuello blanco
que por pertenecer a un partido político en particular andan
campantes y sonantes.
No sabemos hasta donde
llegaremos con esta situación, pero lo cierto es que cada día
vamos como caña para el ingenio, la confianza en el sistema se
va perdiendo y hay más y más incrédulos y muchos, pero muchos
pobres.
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