LA IGLESIA SIN PARTIDO
25 de marzo de 2008
La influencia que ejerce la Iglesia
Católica en el ánimo de sus feligreses pesa, y mucho sobre
muchos. Y qué bueno que Ella no tenga partidos, si lo tuviera,
el descrédito también colgaría de sus sotanas. No hay santos en
la política, al menos en las mentes de cada dominicano que ve
cómo se esfuman sus impuestos en obras no prioritarias, en
cherchas y chabacanerías.
Es bueno que no tenga partido, mejor aun
porque así tiene la calidad moral para denunciar irregularidades
y entuertos.
Sus siete palabras están atiborradas de
críticas, henchidas de un realismo lamentable y cruel. Es
dolorosamente evidente la realidad que retratan.
Qué bueno que no tenga partidos, de esa
forma la esperanza del dominicano se abona y crece cada cierto
tiempo con sus desnudas denuncias. Qué bueno.
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