LA GRAVÍSIMA SITUACIÓN OBLIGA A GOBERNAR
DISTINTO
02 de noviembre de 2007
Agravamiento del déficit
alimentario, colapso en la producción de importantes rubros de
origen agrícola y previsible desabastecimiento y encarecimiento
de los mismos, micros y pequeñas empresas devastadas,
dificultades en las entidades crediticias para recuperar
préstamos a la producción agrícola y al comercio, puentes y
tramos carreteros destruidos, calamidad en indigentes y pobres
que han perdido familiares, todos o gran parte de sus ajuares,
viviendas inservibles o destruidas, riesgos de epidemias y
reclamos de atención sanitaria urgente que desborda la capacidad
pública, caracterizan la gravísima situación que vive la
República Dominicana luego de la Tormenta Noel.
Pero antes ya estaba la sociedad dominicana ante serias amenazas
o reales dificultades: alza del precio del petróleo –se teme que
en unos días llegue a 100 dólares el barril- que mereció el
anuncio, por parte del Gobierno nacional, de medidas para
enfrentarlo; alza brusca de los precios del trigo, maíz, soya, y
cebada, que inevitablemente hará subir los precios del pan, las
pastas alimenticias, la leche, la mantequilla, los quesos, la
carne de pollo, los huevos y las cervezas; eventual recesión en
la economía con la que tenemos mayores vínculos, la
estadounidense, lo que podría reducir la demanda de nuestros
productos exportables y, no puede quedarse, posible ataque a
Irán, que, según el presidente Bush, sería el inicio de la
Tercera Guerra Mundial.
Y todavía antes, desde mucho antes de todo lo anterior que hemos
enunciado, tenemos una clase media acogotada y desesperada por
sus salarios estancados, creciente costo de la vida, con la
sensación de que no se gobierna pensando en sus derechos e
ilusiones, ajeno a sus valores y creencias. Y, una población, en
sus dos terceras partes, diezmada por la pobreza y la
indigencia.
Ese es el conjunto de desafíos a los que debe hacer frente el
presidente Fernández y su gobierno, con unas elecciones
presidenciales a seis meses y medio de distancia. Al parecer, lo
ha comprendido. Su diligente involucramiento personal, las
seguridades que ha dado a las comunidades afectadas de que no
están solas, de que no serán abandonadas, podrían sugerir la
inclinación por una distinta –y más calificada- política de
gastos y de inversión, por una manera de gobernar más cercana y
sensible a los ciudadanos y ciudadanas . Prometió ayer que
hablará al país para anunciar medidas de emergencia.
Por su parte, el Banco Agrícola anunció la ejecución de un
programa de renegociación de las deudas contraídas por los
productores agropecuarios afectados por las inundaciones y un
plan de financiamiento rápido para que puedan producir en el
menor tiempo posible. El director del Instituto Agrario
Dominicano, la preparación gratis de terrenos y Agricultura, el
suministro de semillas y cepas para relanzar la producción. Muy
buenas medidas.
En ese ánimo, sería muy útil convocar a ONGs y organizaciones
comunitarias para contar con sus redes sociales, asociarlas al
plan gubernamental de atraer cooperación internacional, escuchar
su parecer e involucrarlas en las acciones y medidas para
enfrentar la gravísima situación que vive la República
Dominicana.
Editorial invitado tomado de:
http://www.perspectivaciudadana.com/
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