Editorial

  

EL RELLENO SANITARIO

29 de noviembre de 2007 

Indudablemente que las diferencias que se han generado con la compañía contratista de los trabajos para el relleno sanitario y el Ayuntamiento de Puerto Plata hay que resolverlas.  

Unos alegan que es una carga financiera muy pesada para la entidad, aducen también, que esas partidas no fueron presupuestadas, entre otras razones.   

Otros, abogan por la continuidad de los compromisos del Ayuntamiento asumidos mediante contrato y, con mucha razón, hacen hincapié en la gran necesidad que tiene la ciudad de que se continúen esos trabajos por la contaminación ambiental, por el turismo, por el ciudadano, etc.   

Se habla de embargar cuentas, muebles y vehículos propiedad de la ciudad.  

En este momento se impone la sensatez, el buen juicio, la prudencia.   

Es innegable la honorabilidad y la probidad de los ingenieros que firmaron el contrato con las autoridades del Ayuntamiento en el pasado cuatrienio.   

Sin embargo, ya que el asunto es de dominio público, se impone una solución consensuada donde, tanto las autoridades municipales como la prestigiosa compañía de ingenieros, limen asperezas y lleguen a un acuerdo.  

Muchos quisieran pensar que se trata sólo de cuestiones económicas, no políticas. Si son económicas, que ojalá así sean, la solución podría estar a la vuelta de la esquina.  

Estos son los momentos en que la reflexión y la madurez deben obrar para evitar males mayores y, sobre todo, evitar que por el circense espectáculo que podría presentarse en los tribunales, salgan a relucir cuestiones no previstas por nadie. 

 

 

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