Editorial

    

EL FUTURO INCIERTO

 24 de Abril de 2008

Mientras el mundo moderno camina a la deriva principalmente por el encarecimiento de los alimentos y los aumentos en los precios de los combustibles, República Dominicana parece no inmutarse. Como país del tercer mundo, sólo planifica de hora a hora.

La baja escolaridad de la población impide a esa gran mayoría, prever la hecatombe que vendrá después de agotado el proceso eleccionario.

Después del 16 será necesario desmontar los subsidios y afrontar, con un coraje que no existe, las alzas en los precios de todo.  

La fiesta electorera pasará tarde o temprano. 

Autoridades responsables, sensatas, comenzarían a informar a la ciudadanía sobre las consecuencias de tal estado de cosas y sus probables consecuencias. Persiguiendo el sueño de unos pocos, el de la mayoría se relega.

El futuro es incierto. El mundo ha cambiado. China, India, el petróleo, los alimentos, el disminuido dólar y el exceso en el gasto por mantener las sanguijuelas que florecen a la sombra de este generoso Estado, podrían llevar al pueblo a una situación lamentable.

Hay que abogar por soluciones a largo plazo no cortoplacistas electoreras.

Informar, preparar a cada ciudadano, planificar, aconsejar, reducir gastos e invertir en el campo.  

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