Son consecuencia de un descenso inesperado de la temperatura a niveles inferiores al punto de congelación del agua, lo cual provoca que ésta se solidifique y deposite en forma de hielo en las superficies.
Otro de los factores que origina una helada es cuando la humedad del aire rebasa el 60% y baja la temperatura; el exceso de agua en la atmósfera se posa congelada sobre los objetos y el suelo.
Ambos factores también dependen de la fuerza del viento; sólo cuando éste no es intenso permite al agua depositarse.
Actualmente meteorólogos han catalogado a las heladas en dos, la "negra", cuando hay un enfriamiento general en la atmósfera y se produce la congelación de las especies vegetales resistentes como los parrales, y la blanca, que es la helada producida por el enfriamiento progresivo e intenso del suelo.