Este
procedimiento no siempre es una buena opción para
restaurar la población de cierta especie.
Uno de los problemas es el elevado costo que significa criar a los ejemplares y después llevarlos de vuelta a su hábitat original o al nuevo lugar designado para su estancia.
Cuando el hábitat ya no existe, a la reintroducción se le llama introducción benigna: sólo debe realizarse si no existe ninguna posibilidad de reinsertar al animal en su lugar de origen, además deben estudiarse las repercusiones de instalarlo en un nuevo sitio para evitar un desequilibrio ecológico.
Hasta ahora los principales problemas de la reintroducción han sido que muchos animales criados en cautiverio son incapaces de adaptarse a la vida silvestre, y que algunas especies introducidas satisfactoriamente como el cóndor de California han sido incapaces de reproducirse en su estado libre.
Por ello siempre es más recomendable la protección y conservación de una especie en su hábitat natural, la reintroducción debe ser el último recurso.
