Su papel en la cadena alimenticia es fundamental: como consumidores secundarios, las aves de presa son controladoras de la población silvestre catalogada como consumidores primarios.
De esta forma impide que éstos se vuelvan plaga al crecer demasiado su población, y evitan con ello un desequilibrio ecológico.
Las aves de presa se dividen en dos tipos de rapaces: falconiformes y strigiformes.
De la primera rama, 46 se encuentran en México, de la segunda sólo 27.